In memoriam: José María Ryan. La C. Nuclear de Lemóniz.

Publicado el 08 febrero 2021 por Fjjeugenio

Introducción.


Para la industrialización de ESPAÑA en general y de las provincias vascongadas en particular resultaba indispensable ampliar y mejorar la estructura de la producción de energía eléctrica lo cual llevaba aparejado la creación de una industria nuclear y por tanto de creación de centrales nucleares.

El gobierno de Franco diseñó un ambicioso plan energético nuclear para el Norte de ESPAÑAconsistente en la creación de 5 centrales nucleares: 

Santa María de Garoña, en Burgos muy cerca de Vitoria,.

Deva, en Guipúzcoa.

Lemóniz, e Ispaster en Vizcaya,

Tudela, Navarra.  

  


 La central nuclear de Lemóniz fue construida por la empresa eléctrica Iberduero S.A. (actualmente integrada en Iberdrola, tras la fusión en 1992 con la empresa Hidroeléctrica Española), pero cuando las obras finalizaron (cuyo coste superó los 200 millones de €) y se disponía a ser puesta en funcionamiento pues tan solo faltaba la introducción del combustible nuclear, fue paralizada y posteriormente desmantelada por razones políticas como se explica más adelante.

La central de Garoña entró en servicio en 1971,cesando su actividad en 2012, será totalmente desmantelada en 2022; por lo que en adelante, no volveremos sobre esta central.

Las centrales de Deva, Ispaster y Tudela ni siquiera fueron iniciadas por lo que en el presente artículo, nos centramos únicamente en la C.N.de Lemóniz


Activismo antinuclear y presencia de ETA.


Desde el nacimiento de los proyectos nucleares antedichos, las asociaciones ecologistas de las Vascongadas, muy activas, mostraron una especial virulencia en contra de las centrales nucleares proyectadas formándose grupos muy activos que lucharon por su paralización; estos grupos consiguieron un asombroso apoyo social, logrando que una importante parte de la sociedad vasca se mostrara en contra del programa nuclear.

Desde la aparición de la banda terrorista ETA y a partir de los  años 70 ésta hace suyo el movimiento antinuclear mediante la ejecución de una oleada de manifestaciones y atentados contra las diversas instalaciones de Iberduero y en particular contra personas relacionadas con la central nuclear de Lemóniz y exigiendo,incluso,  la demolición de ésta.

En diciembre de 1977 un comando de ETA atacó el puesto de la Guardia Civil en Lemóniz y en el enfrentamiento resultó herido el miembro de ETA Daniel Álvarez Peña, que moriría un mes más tarde. En marzo del año siguiente ETA colocó una potente bomba en el reactor causando la muerte de dos trabajadores (Andrés Guerra y Alberto Negro).

Asesinato del ingeniero José María Ryan.

José Mª Ryan (1943 -1981) era un brillante ingeniero especializado en los EE.UU. en ingeniería de reactores nucleares que fue designado por Iberduero para dirigir la nueva central; su asesinato constituyó una auténtica conmoción social; secuestrado el 29 de enero de 1981, fue  amenazado de muerte si no se demolía la central; al no accederse a esas pretensiones de la banda, en la noche del 6 de febrero de 1981  ETA cumplía su amenaza y el ingeniero vizcaíno aparecía muerto en un camino forestal de Zaratamo.

Tras el crimen, Iberduero decidió paralizar las obras a la espera de que el recién constituido Parlamento Vasco apoyase de manera explícita el proyecto. En 1981 el Gobierno Vasco recibía del Gobierno Central la transferencia de las competencias de energía y apostaba por continuar adelante con la central, hasta que ETA volvió a asesinar, en mayo de 1982, al nuevo ingeniero Ángel Pascual Múgica; su asesinato terminó de comprometer el futuro de la central. La reivindicación violenta en contra de Lemóniz, no obstante, aún provocaría otra tragedia humana. En junio de 1982 el niño de 10 años Alberto Muñagorri resultaba gravemente herido al estallar una mochila dirigida contras las instalaciones de Iberduero en Renteria (Guipuzcoa).

Repulsa social por el asesinato; huelga y manifestaciones.

En un contexto terrorífico marcado por la incesante violencia de ETA los asesinatos de Ryan y Pascual desataron un rechazo ciudadano sin precedentes.

El 9 de febrero de 1981 tenía lugar la primera huelga general contra ETA, convocada por todos los sindicatos dese ELA,nacionalista, hasta los comunistas de CCOO y socialistas de UGT. Ese mismo día, unas 300.000 personas se manifestaban en las capitales vascas para mostrar su repulsa contra el asesinato.El Gobierno Central asumió entonces  la intervención de la central para la continuación y la realización de las obras por parte del Estado, si bien el decreto de moratoria nuclear aprobado tras la rotunda victoria del PSOE en las elecciones generales de 28 octubre 1982 determinaría la paralización de la central, cuyo cese total de actividad se produjo en 1984; Lemóniz quedó convertida en una especie de fantasmagórico monumento funerario que sirve sólo de recuerdo a las víctimas que ETA se cobró.

Un libro que rescata ahora aquellos  trágicos episodios.

La novela El ruido de entonces, (ed. Erein, 22/01/2021) del escritor vizcaíno Antón Arriola,muchas de cuyas apreciaciones se han recogido en este artículo, mezcla “realidad y ficción” con el fin de combatir el olvido entre las nuevas generaciones,como expresa su autor: “Mi objetivo inicial no era hacer un ejercicio de memoria. Mi intención era contar la historia de un trabajador inocente, un técnico que hacía su trabajo, y relatar cómo le atrapó aquella encrucijada. No obstante, la novela está dedicada a José Mari Ryan y a los jóvenes vascos que no lo vivieron, porque creo que deben conocer lo que ocurrió”.

Nota final a modo de epílogo.

Para enmarcar en su momento histórico los luctuosos acontecimientos narrados en este artículo baste señalar que el 23 de febrero de 1981 se produjo el intento de golpe de Estado conocido por “23F” resultado del deterioro político/institucional que se había producido en ESPAÑA como consecuencia, entre otras cosas, por los atentados terroristas de ETA.

F.J. de C.

Madrid, 8 de febrero de 2021.