Los conocidos como veranillo de san Miguel y veranillo de san Martín son una de las épocas más dulces del año, cuando el otoño irrumpe en nuestras vidas pero el verano se resiste a abandonarnos. El sol todavía dora la piel en los días más cálidos, las noches todavía permiten vestidos cortos y una perfecto de piel y el ritmo de vida sigue respetando el afterworken las terrazas aún vibrantes. Uno de mis lugares favoritos para disfrutar de esta época es, cómo no, el municipio costero de Sitges.
Se me ocurren muy pocas cosas tan agradables como pasear de la mano de alguien especial por las calles de este pueblecito con encanto bañado por el mar. Me hace feliz comer a pie de playa, tomar una copa de vino y dejarme abrazar sentada frente al mar en un refugio de paz, con chill out de fondo como banda sonora. Y solo puedo pensar: que no termine nunca, que este verano tardío no se marche todavía, que los vestidos y las sandalias aguanten un poquito más y que esos ojos de café sigan mirándome como lo hacen.
Known as the Indian summer, this phenomenon is one of the sweetest times of the year, when autumn bursts into our lives and summer still refuses to disappear. Sunlight still bronzes our skin on warm days, the nights still allow for short dresses and a perfecto jacket and the pace of life still takes care of an afterwork drink at a lively terrace. One of my favorite places is, of course, the coastal town of Sitges.
I can think of very few things that could be better than walking hand in hand with a very special person along the streets of this small and charming village. Having a meal and a glass of wine and letting him embrace me by the sea while we listen to chill out on a haven of peace makes me really happy. And I can’t help but think that I don’t want this to end, that I don’t want this late summer to leave yet, that I want to keep on wearing summer dresses and sandals and that I specially hope that these coffee eyes will continue looking at me like that.