Todo esto venía a cuento de que --con ese notable retraso que me caracteriza para ciertos géneros y temas-- he visto Amigos de más (2013), atraído por la presencia de Adam Driver --calcando aquí al personaje que por entonces interpretaba en la serie Girls (2012-2017)-- y atacado de urticaria por el intento de convertir a Daniel Radcliffe en un actor adulto y homologable que haga olvidar al personaje que le dio fama mundial (al pobre le ha pasado como a Elijah Wood y a buena parte del reparto del Sr. Anillos: por muchos y variados papeles que interpreten, siempre serán el personaje de la saga anillera, nadie les tomará en serio). Mi impresión es que la noventera (500) días juntos ha sido superada, aunque sólo sea por aspectos secundarios: la nueva vuelta de tuerca a la sofisticación de los diálogos, el humor culturetas, los cuidadosamente improvisados cute incident y todas esas cosas que exhibe con fuerza el filme de Michael Dowse.
Empiezo rindiéndome al indiscutible morbo y encanto de Zoe Kazan --nieta del famoso cineasta--, interpretando un papel algo más verosímil que el de Zoey Deschanel aunque más fácilmente encajable en la realidad. Para la parte masculina de la audiencia ese es sin duda su principal valor; para la parte femenina quizá sea la caracterización del entrañable tándem que forman la propia Kazan y Megan Park (que interpreta a su hermana): chicas fuertes, decididas, nada gazmoñas pero --manda el género-- tremendamente románticas, esnobs y perfeccionistas. Pero ya no me veo capaz de destacar nada más; todo tiene pinta de versionado, inspirado, reciclado o incrementado de otro filme previo, y el único interés es comprobar cómo encaja cada previsible pieza en el guión, encubriendo las pruebas que la hacen deudora de esos originales. Puro género millennial, puro romanticismo preadulto.
Con todo, el mérito de Amigos de más es insuflar nueva vida a un género que parecía que ya lo había dicho todo y estaba a punto de colgar el cartel de «Cerrado por derribo»; un título que arranca alguna sonrisa y nos obliga a admitir a unos cuantos que aún hay recorrido para rodar nuevos Guardar como... de una historia canónica y tópica convertida en aspiración generacional y/o modelo de vida. Fascinante objeto de estudio; flojo entretenimiento.