Infecciones neonatales Hightech-prevention

Por Pedsocial @Pedsocial

“Las infecciones que causan sepsis, meningitis o neumonía han
contribuido directamente a alrededor de 600.000 muertes de neonatos
en todo el mundo en 2016, e indirectamente de muchos más
por situaciones que conducen al parto prematuro y la encefalopatía neonatal
A pesar de que esto es bien sabido, la capacidad de entender las causas de la infección neonatal, particularmente en ambientes de escasos recursos, es limitada. El tratamiento en estos casos generalmente se basa en un sensible pero no específico
diagnóstico clínico de posible infección bacteriana grave (pSBI), llevado a cabo por trabajadores de atención médica de primera línea y definido de acuerdo con los criterios establecidos”.

Más o menos así comienza un artículo de la revista The Lancet, originado desde la London School of Hygiene and Tropical Medicine. Se refiere particularmente a situaciones en países como la India, Pakistan, Bangladesh, poniendo énfasis en que se trata de muertes susceptibles de ser evitadas con medidas preventivas y tratamientos precoces.

Es posible que se pueda pensar que todo eso nos pilla lejos. Pero solo en lo que se refiere a las magnitudes. Los episodios de pSBI aparecen en todas partes. Cierto que en nuestro medio hemos avanzado notablemente. El diagnóstico, y con ello la prevención, de contaminación materna por Esteptococo B, se ha ido abriendo paso para convertirse en una rutina perinatal.

La, no dudamos en calificar de, moda de promover el parto domiciliario, a nuestro juicio topa con una minusvaloración de ciertos riesgos presentes cuando no se controlan debidamente.

En esta proximidad de las celebraciones navideñas en el occidente cristiano, en una red social se comentaba que los xenófobos que construyeran un “belén” sin judíos, palestinos, moros o negros, sólo les quedaría el ganado. En una respuesta se recordaba que el verdadero milagro del pesebre fue que el recién nacido sobreviviese un más que probable tétanos neonatal.

Todo lo que se ha avanzado en varios decenios en el manejo de las pSBI no debe ponerse en riesgo por unas preferencias culturales radicales. Desmedicalizar no puede suponer desproteger.

X. Allué (editor)