Hubo un tiempo en que la riqueza de una familia se medía en lo numeroso de esta y de cuántas tierras o 'cerdos' podía disponer. Pero hoy por hoy estamos sumergidos en la marea de los mercados financieros, un mundo ficticio en el que poderosos intercambian productos, influencias, territorios, multinacionales enteras e incluso, trafican con el destino y devenir de poblaciones enteras (podemos ver el ejemplo de las producciones de arroz, algodón, café... en sus territorios naturales). El dinero lo ha corrompido todo y es capaz de manipular las 'verdades' de la ciencia para que las reglas del juego miren a su favor.
Esto se suma a otro problema paralelo que poco a poco ha ido, desde un punto de vista, enriqueciendo y aumentando el conocimiento adquirido en la despensa de la sabiduría humana occidental y, desde otro, generando incapacidad para conocer globalmente la interconexión existente entre las diferentes ramas del conocimiento. Hablo de la especialización.
Los antiguos griegos, padres del 'occidentalismo' iniciaron los andares del pensamiento libre, rompiendo las cadenas del misticismo y de la opresión religiosa para ver el mundo sin coacción, libremente, intentando dar respuestas lógicas a los acontecimientos físicos, mentales, espirituales ... dados tanto en el Universo como en el ser humano. Concibieron el saber como un árbol, con ramas, y a cada rama le correspondía una ciencia determinada. Poco a poco conforme hemos adquirido más y más volumen de conocimiento y hemos realizado descubrimientos a lo largo de la historia, ha sido necesario realizar todavía más divisiones del saber hasta el punto de haber un sin fin de ramitas diferenciadas entre sí dentro de cada rama. Por ejemplo, veamos en medicina, tenemos un médico de cabecera, un reumatólogo, un endocrino, el traumatólogo, cardiólogo, psicólogo, psiquiatra, fisioterapeuta, neurólogo, otorrino... Podríamos estar así una eternidad 8D.
Desde que los mercados vieron el potencial que tenían ciertos productos alimenticios como, por ejemplo, los cereales, su influencia sobre los 'eruditos' occidentales culmina cuando en Estados Unidos surge la idea de la pirámide alimenticia. Pirámide que aconseja una nutrición basada en la ingesta de cereal y leguminosas como la base primordial de cualquier dieta equilibrada. El resto de países se apresuran entonces a 'adaptar' esa pirámide lo máximo posible al tipo de cultura alimenticia de sus propios territorios. Si América piensa que algo es idóneo, falta tiempo para que todos los demás corran detrás a seguir su ejemplo. No parece que a pesar de extender esta filosofía dietética por todo occidente, haya mejorado mucho la salud de sus habitantes. Para entender mejor esta crítica leed esto y esto.
Parece ser que una gran multitud de médicos con experiencia aconsejan por doquier que esta es la forma más sana de alimentación pero, ¿cómo puede ser que unos tipos de alimentos que apenas están presentes en nuestra dieta alrededor de 8000-10000 años pueden ser más adecuados para nosotros que los que nos han servido de sustento durante más de 2 millones? Está claro que somos animales adaptativos, pero para poder adaptarnos a algo adecuadamente tendríamos que hacerlo progresivamente, poco a poco y más sabiendo que la selección natural ya no está de nuestra parte. El error de la especialización estudiantil y profesional junto con la ausencia casi total de selección natural nos llevan a otro gran problema: la farmacéutica, los medicamentos. Sería una locura pensar que tal vez detrás de la fiebre porcina, las vacas locas, la gripe A,B,C o como sea, o las hambrunas de países tercermundistas son bien aprovechadas por ciertas empresas y quién sabe, tal vez planeadas, ¿verdad? (ironía).
Durante millones de años el ser humano se ha visto obligado a adaptarse al entorno y a lo que la naturaleza le brindaba. Mientras en occidente aproximadamente el 4% de la población padece intolerancia a los azúcares de la leche (lactosa), un 90% lo es en nuestro vecino continente asiático donde nunca fue tradición alimentarse de este alimento. Es evidente que la adaptación existe, pero tal vez sea a cambio de otros fenómenos que no tenemos en cuenta. Es en el continente asiático donde se dan los casos más excepcionales de longevidad en la población, no es desconocido el dato de los numerosos focos de población chinos en los que sus pobladores superan en un gran porcentaje el centenario, teniendo el hospital más cercano a varios días de camino. En estos lugares tan particulares los pobladores siguen un estilo de vida ancestral basado en el cultivo de especies vegetales milenarias y medicándose con productos también vegetales y también milenarios. Los animales no son ordeñados masivamente y sólo se bebe leche cuando crían. Motivo por el cual no han tenido tanto tiempo como nosotros para adaptarse y sufren de intolerancia en un grado mucho más elevado. Su comida es su medicina más valiosa. En este lado del mundo no sabemos soportar un catarro sin la 'recetica' o 'receticas' de nuestro médico de cabecera. Todo este tipo de sanación moderna tal vez sólo está empeorando las cosas haciendo que nuestro organismo deje de evolucionar de manera natural ante las adversidades, como dice el refrán, es "pan para hoy y hambre para mañana".
Está claro que en estos momentos de crisis nos es difícil restringir nuestra alimentación a los productos ecológicos y dejar de poner la vista en los baratos 'alimentos sucios' o antinaturales, pero ya está en marcha el proceso en nuestro país. Por ejemplo en Alemania no hay apenas diferencia de precio entre productos ecológicos y entre los que no lo son. Si nos mentalizamos y damos cuenta de lo importante que esto en nuestra salud, no nos llevaría mucho tiempo igualar la competitividad del sector. Si tenéis un pequeño trozo de de tierra haced por plantar unos buenos tomates con semillas del vecino, seguro que conocéis a algún abuelo que toda la vida plantó y tiene un pedazo huerto todavía que quita el hipo. Seguro que todavía utiliza las mismas semillas que utilizó su padre, su abuelo, el padre de su abuelo...
No cometamos el error de aceptar todos los engaños que nos quieren hacer creer desde todos los flancos de nuestra vida, no sólo de la nutrición. Me parece que es ya bastante claro por donde suena el río y cómo lleva el agua. Algo bueno tiene que tener una crisis tan crisis como esta y es que, es cuando el barco se hunde que se ve por dónde salen las ratas. Salud para todos un abrazo y r-evolucionad vuestra vida !!!