Cars 2 (2011) es una película que, para evitar un guión errático como el de la primera parte, se aferra al género de espías --más concretamente al jamesbondesco-- de manera que las escenas y los personajes vengan dados casi por decreto genérico. La acción trepidante, la espectacularidad --ligada no sólo a la velocidad, sino también a la tecnología-- y las necesarias dosis de intriga y tensión también son el producto de la propia estructura genérica de la historia. El único problema es que ha sido necesario convertir unos personajes, que representaban actitudes y retos de la vida infantil, en meros arquetipos funcionales del argumento. Una operación en la que se ha prescindido totalmente de la sutileza y de cualquier mensaje socializador característicos de este tipo de películas. Igual que en la primera parte, en Cars 2, la pedagogía se limita a cosas obvias como la amistad, la sinceridad y otros tópicos similares.
Cars 2 no me ha decepcionado porque ya lo hizo Cars cinco años antes. Ahora ya sabemos que la saga continuará por el lado del humor, la parodia genérica y la acción con el único fin del entretenimiento; elementos que encajan mejor con el estilo del Lasseter director. A mí me parece bien siempre que exista el contrapeso de los demás pesos pesados de Pixar (Stanton, Bird, Docter).