Se trata de un espacio caracterizado por la suavidad en los tonos empleados y la calidez de los elementos decorativos que lo componen. El recorrido al que os invitamos por la casa comienza en el salón, con un rincón cuyo mueble, en color mint y recuperado por su dueña, en combinación con la pizarra (que nos da la pista de lo que tendremos para desayunar/merendar), la lámpara y la pared de madera, le confieren un aire súper bohemio.
El salón, perfectamente combinado en tonos grises, con esa alfombra de yute y unos elementos tan naturales es increíble, aunque el protagonismo lo tiene el gran ventanal que lo preside.
Un detalle para comenzar el invierno: la Rocking Chair de Eames, cubierta por una mantita y unos cojines bien mullidos. ¿No sería fantástico poder mecerse en este rincón?
Cocina y comedor se encuentran en un espacio conjunto, fino, elegante y con reminiscencias del pasado. ¿Habéis visto el transistor que asoma en uno de los laterales?
Un delicioso desayuno nos espera al finalizar la visita de la vivienda...
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