No hay nada que hacer. En nuestra medicina la realidad supera largamente a la ficción.
El anestesiólogo Warfarino Pentotal justo despertaba a su paciente sometido a un procedimiento de radiología intervencionista, bajo anestesia general, en el prestigioso IPCV de esta capital. La enfermera de pabellón le acercó el "check list" de cirugía segura para que lo firme. Ya iba a estampar su firma en la ficha cuando, de súbito, Warfarino nota que en el casillero correspondiente a la firma del operador se leía, en letra imprenta, "NO FIRMA".
Muy sorprendido, el anestesiólogo solicitó una explicación a la enfermera. La respuesta fue: "un grupo de médicos de este servicio han decidido no firmar ningún 'check list' y así lo han comunicado por escrito a su jefe, quien no ha dicho nada".
¡Inaudito! El uso del "check list" para cirugía segura es obligatorio, según resolución del Ministerio de Salud. Y por ahí aparecen unos respetables pero desorientados colegas que piensan que el cumplimiento de la ley es un asunto de "que nos de la gana o no". Y, por si fuera poco, ahí está la resignada conformidad del inefable jefe de Radiología Intervencionista, pariente lejano del "charro" Aceves Mejía, cuya presencia es tan importante y notoria como la de las cucarachas. ¡Ya quisieran en Harry Potter tanta fantasía!
¡Claro pues! ¿Qué más se puede esperar en un instituto en que uno de los subgerentes, "el Rey David", no sabe que la Constitución Política del país lo obliga a responder a las peticiones escritas de los trabajadores?
¿Qué otras barbaridades hemos de esperar en un instituto donde "el Rey David", de cuya buena o mala gestión depende el bienestar o malestar de muchos especialistas y de sus familias, ignora que la Ley del Trabajo Médico regula el tema de las guardias hospitalarias? ¡Ya quisieran en The Lord of the Rings tanta imaginación!
¡Qué decepción! Nos parecía que para ser subgerente o jefe de servicio de una gran institución había que ser un profesional sobresaliente.