En primer lugar la clasificación que propone en base la al fracción de eyección según esté ésta reducida, preservada, límite o recuperada, conceptos que intentan un mayornivel de detalle a la clásica separación sistólica – diastólica.
Destaco también los parrafos finales que dedican en el documento a aquellos aspectos donde no disponemos de suficiente evidencia y los que, en opinión de sus autores debieran marcar las futuras líneas de investigación y qua a continuación traduzco parcialmente:
A pesar de la evidencia objetiva sobre la base de cientos de ensayos clínicos, hay grandes lagunas en nuestra base de conocimientos sobre muchos aspectos fundamentales de la atención de la insuficiencia cardíaca. Algunos ejemplos clave son:
- Ausencia de una estrategia eficaz para los pacientes con IC con fracción de eyección preservada más alla del control de su tensión arterial
- Metodología convincente para el coorecto uso de biomarcadores para la optimización de los tratamientos.
- Reconocimiento y tratamiento del síndrome cardio-renal
- Elementos de mejora en la adherencia de las pacientes a sus regímenes terapéuticos.
- Incluso la ampliamente aceptada restricción de sodio en la IC no está bien apoyada por la evidencia actual.
- La mayoría de los ensayos clínicos disponibles fueron diseñados con end-points primarios duros (mortalidad), no disponiéndose de datos sobre el impacto sobre la calidad de vida de los pacientes. Además estos ensayos no seleccionan un número suficiente de los ancianos, estando las mujeres y las minorías subrepresentadas.
- La IC es un síndrome con una alta prevalencia de comorbilidades y múltiples enfermedades crónicas, pero la mayoría de las guías clínicas se han desarrollado para los pacientes con una sola enfermedad. …//… La mayoría de los ECA en IC excluyen específicamente a los pacientes con otras comorbilidades significativas, lo que limita nuestra capacidad de generalizar nuestras recomendaciones para muchos pacientes del mundo real. Por lo tanto, el médico debe, como siempre, practicar el arte utilizar la mejor evidencia disponible en las guías aplicada a pacientes concretos.
Las investigaciones futuras deben centrarse en nuevas terapias farmacológicas, especialmente en pacientes hospitalizados; terapias regenerativas basadas en células para recuperar el miocardio, y nuevas plataformas de dispositivos que, o bien mejoren la tecnología existente o bien introduzcan dispositivos más simples, con menor morbilidad y capaces de cambiar la historia natural de la IC. Es necesario obtener datos que permitan identificar los mejores modelos de gestión clinica de procesos, en especial en lo referido a la transición del hospital al domicilio. La prevención de la carga asitencial que supone esta enfermedad podría conseguirse a través de la modificación más éxitosa de sus factores de riesgo, mediante métodos de detección más sofisticado (tal vez utilizando tecnologías específicas – ómicas p.e. biología de sistemas) y con intervenciones terapéuticas más eficaces que reduzcan la progresión de la fase A a la fase B de la IC