Como Lucy Whitmore en 50 First Dates, Henry Molaison estuvo toda su vida haciendo las cosas por primera vez ya que era incapaz de crear nuevas memorias debido a una complicada operación cerebral. Cada vez que iba su casa le parecía que el camino de siempre era nuevo y podía ver la misma película un día entero sin recordar nada del guión.
Al año de su fallecimiento, Henry le ha hecho a los neurocientíficos el mejor regalo que podían desear: su cerebro. La disección de su órgano se ha llevado a cabo hace unos días en el Observatorio Cerebral de la Universidad de San Diego (California, EEUU) y con el análisis, los neurólogos y psicólogos esperan encontrar las claves de la formación de las memorias. Al terminar, se habrán obtenido 2.500 muestras de tejido y un mapa de su cerebro extremadamente detallado.
Antes de Molaison se pensaba que la memoria era una facultad distribuida a lo largo de todo el órgano cerebral. Pero su caso demostró lo erróneo de esta concepción y la existencia de áreas cerebrales específicas donde reside la formación de las nuevas memorias.
Fuente: Ojo Científico