Internet es un pañuelo
En mil novecientos noventa y dos fue cuando yo me metí en esto de las telecomunicaciones, primero con las BBS y ya en el 94 en internet. De ser un usuario con su nodo en Fidonet a trabajar en Intercom, y de ahí, hasta el día de hoy. Un viaje particular por el que he visto a los primeros que estaban en las trincheras intentando crear un ecosistema en españa, cuando las páginas web eran páginas beb y dónde lo que ahora parece una obviedad era un reto tecnológico y humano.
Tengo la suerte de haber empezado en Intercom, un lugar que estaba lleno de creatividad y gente con talento de sobras y dónde en más de una ocasión he trabajado más de veinte horas seguidas, y he comido mas pizzas de los que mi cuerpo debería. Quedándonos tarde para solucionar algún problema, y otras tantas, para aprovecharnos de que estábamos conectados a internet y podíamos navegar a velocidades que el resto de mortales no podían ni soñar -era la época en la que todos usaban un módem para conectarse.
¿Y porqué me acuerdo de esas épocas?, hoy he tenido la ocasión de estar en una reunión con otra persona que viene de esas batallas, y realmente uno se pregunta que ocurrió con todo ese talento ¿dónde ha ido?, ¿que ha sido de él?. Quizás es que no se supieron adaptar, se quemaron en el camino.
De Intercom tengo más o menos controlados a Antonio González-Barros, uno de los fundadores, Axel Serena, Angel Cortés, Tomas Diago, Nacho González Barros. De una forma u otra, y gracias a Linkedin, se como les va en sus vidas y más o menos siguen metidos en esto de las tecnologías, unos con más éxito y otros más en la sombra.
Esas empresas que empezaban con ilusión, como la de Barrabés, que en su momento fue algo que llamó mucho la atención ahora no se le menta tanto en los medios, del mismo modo que antes era casi omnipresente Luis Ángel Fernandez Hermana o Pep Valles, ahora casi desaparecidos.
Victor Puig es uno de los pocos que he conocido que sigue más o menos con cierta presencia en medios, pero asumo que es porque vino del mundo del periodismo y mantiene y sabe mantener sus contactos en la prensa. Del resto casi he perdido el rastro.
Realmente hay tantos que no podría hacer una lisa, pero si miro ahora los que están en las portadas, realmente no los recuerdo. O bien eran demasiado jóvenes, o se han subido al carro más tarde, o puede ser que yo haya estado siempre más ligado en departamento de operaciones y todos estos líos del marketing y branding hayan aparecido hace poco en mi vida y es cuando empiezo a darme cuenta de su presencia.
Es justo aceptar que las generaciones pasan y los momentos de gloria también, y ahora vienen nuevas generaciones, con viejas ideas con trajes diferentes que nos venden el sueño que nosotros imaginamos, y los siguientes harán lo mismo con ellos.
Pero no miro al pasado para juzgar al presente, ahora me sigo divirtiendo tanto como antes, como menos pizzas y duermo más, pero la verdad es que no he parado de aprender y evolucionar. Es justo aceptar que del mismo modo que aprendí mucho de Antonio González Barros, aprendo de los que llegan ahora, y me enseñan perspectivas nuevas para mirar a este mundo, que aunque no lo parezca, ya tiene unos años.
Por último, pero no por ello menos importante, este post lleva medio escrito casi un año, pero con el impulso involuntario de Elia Guardiola y el Victor Campuzano, me he decidido a acabarlo por esa manía que tiene la gente de escribir Tweets.
Película: The Dirty Dozen
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