Mientras los sindicatos afilan los cuchillos y los liberados sindicales se ponen a trabajar para preparar la huelga general a la que estamos abocados sin remedio, quizás no nos vendría mal plantearnos aquello que decía un tal Kennedy, No nos preguntemos qué puede hacer nuestro país por nosotros sino ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros por nuestro país? (o por nuestro pueblo que queda más cerca)... En este sentido, y ante una crisis en dónde lo menos grave es lo económico, es más seria la falta de ideas, de valores, de planteamientos de futuro, de liderazgo y de qué queremos ser de mayores. No estaría de más que todos y digo todos, desde las patronales presididas por especuladores con cara de cemento, pasando por los sindicatos hipercolesterolémicos a fuerza de subvenciones estatales y de liberados sindicales encantados de haberse conocido y acostumbrados a generar mil problemas y ninguna solución nos planteásemos una nueva forma de hacer las cosas, estamos así por hacer las cosas como siempre y, si seguimos haciendo las cosas como siempre, seguiremos estando como estamos.
Es necesaria una reforma de la función pública para hacerla más eficiente, es necesario reformar las empresas para hacerlas menos especuladoras y más innovadoras, es necesario replantearnos el papel de los sindicatos, de los colegios profesionales, de las farmacias, de la atención primaria, de la especulación de los mercados, de los que viven con menos de 300€ al mes, de los que viven con más de 30000€ al mes, de los que pasan hambre y de los hipercolesteroémicos...
Si somos capaces de aprovechar esta oportunidad saldremos siendo mucho mejores, ¡Ánimo!