El Ibérico se le llama así por el origen del cerdo y su alimentación, no es un cerdo común, si no que se hace de cerdo ibérico, y este se alimenta de bellotas que van cayendo de las encinas y alcornoques, además de hierbas aromáticas que nacen por esos pastos frescos y naturales. Al ir el mismo a buscar por los pastos las bellotas caídas, hace ejercicio, por lo que tarda en engordar y así la grasa se va filtrando entre las fibras musculares, lo que hace que al cortar un jamón ibérico se vea un color uniforme con multitud de vetas brillantes de grasa infiltrada.
Se recomienda consumir jamón ibérico puro por las propiedades del mismo, éstas son muy extensas, entre sus vitaminas nos encontramos las vitaminas D, E y K y algunas del grupo B, como la vitamina B1 que ayuda a superar el estrés y la depresión, es recomendado para embarazadas, post-operatorios o periodos de convalecencia, puesto que, es cuando se desgasta bastante esta vitamina. También encontraremos la vitamina B2, B6, B9 y B12 que se aconseja para embarazadas también, y además para bebes lactantes y personas con problemas estomacales.
De entre sus nutrientes destacamos su alto contenido en proteínas, que es perfecto para el desarrollo muscular, por tanto perfecto para la infancia, adolescentes y embarazadas. Su riqueza en sodio, hierro, calcio, potasio, yodo, zinc, magnesio y fósforo. Sus carbohidratos que les vienen bien a los deportistas para la formación de sus músculos y también contienen aminoácidos esenciales.
Por las propiedades que he nombrado anteriormente el jamón ibérico es denominado digestivo, además sus ácidos grasos insaturados son semejantes al del aceite de oliva, por lo que es también denominado sano, y por estas razones deberíamos consumirlo en una alimentación equilibrada.