El Yorkshire Sculpture Park es, aparte de lo que indica su nombre, un centro internacional de arte moderno y contemporáneo, una forma de disfrutar del arte al aire libre, gozando de unos servicios (aparcamiento, restaurante y tienda) dignos de un parque temático. Y si hablo de un lugar como éste, situado a tantos kilómetros de distancia, no es por envidia (que en el fondo la hay) o ganas de lanzar una indirecta a ciertas instituciones (que no me oirían), sino por la magnífica exposición que desde abril y hasta enero de 2012 ocupará uno de sus espacios. Su protagonista, el artista catalán Jaume Plensa, que da forma física a lo intangible a través de sus esculturas, unos trabajos en los que la luz se convierte en una herramienta decisiva al actuar sobre sus figuras humanas. Por otra parte, el artista recurre al lenguaje a la hora de exponer sus ideas, letras que adquieren propiedades biológicas en el momento en que afloran de la epidermis de sus obras o, en otros casos, ser directamente la piel que cubre unos cuerpos reflexivos y pacientes.
Un trabajo duro y ambicioso en un espacio atípico y lleno de posibilidades.