El resultado es que la música de Jimi Hendrix no suena en All is by my side porque, de lo contrario, Janie demandaría ante los tribunales al equipo de producción.La carencia se suple con nuevas versiones de las composiciones de otros que recreó en su día el autor de álbumes tan magistrales como Electric Ladyland o el delirio en vivo de Band of Gypsys.
En cualquier caso, la psicodelia cobra gran protagonismo, como no podía ser de otra manera. Un ingrediente imprescindible para entender las claves de su sexual forma de tocar la Fender Stratocaster, una pantera eléctrica en sus manos que a veces terminaba en llamas al final de sus espectáculos.El film tiene como punto de partida el viaje de Nueva York a Londres que realizó el entonces desconocido guitarrista allá por 1966. Él se estaba labrando un bagaje en clubs y sesiones de grabación, pero terminó de estallar en la capital británica.Hasta el punto de que varios músicos locales se quedaron boquiabiertos al ver su excepcional concierto en el Saville Theatre el 4 de junio de 1967.El terrible camino de los estupefacientes se erigió en una de sus grandes musas, como pudo comprobarse en los macrofestivales de la era hippie (Monterrey, Woodstock, Isla de Wight), pero también le arrastró a un infierno personal que culminó en una sobredosis de barbitúricos y alcohol.Recomendación cinéfila dirigida para los melómanos y fans del eterno Jimi Hendrix.