Es un ensayo realizado en numerosos paseos a la deriva por zonas periféricas de ciudades nórdicas. En esta serie utilizo las paredes de su propio espacio cotidiano, de la fachada de su jardín, en un espacio exterior y abierto. Una sesión de retratos es como una catarsis, sacas cosas de ti mismo. Con la mirada serena, el retratado adopta una actitud genérica. No hace nada, únicamente intenta ser. Cada una de las fotografías es fruto un momento particular a partir del cual comienza una relación, un intercambio con aquellos que se convierten en sujetos fotografiados. Soy un fotógrafo de interacción con las personas. Hay una voluntad o fundamento de penetración en la gente que tiene que ver con el estado de enamoramiento permanente en el que se está. Un retrato es un acto de seducción.
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Texto: Jorge Fuembuena