Si os fijáis, los jugadores son tapones de corcho clavados en un palillo largo para pinchos a los que en la parte superior, para distinguir un equipo de otro, se les han clavado chapas de refresco con dos colores distintos. Y en un lateral de la caja de cartón, en el centro, se ha hecho un agujero por el que lanzar “el balón” (una bolita, cuenta o abalorio de madera).
Para hacer el césped se podría pegar a la base de la caja de cartón un trozo de fieltro verde, por ejemplo, o algún tipo de forro adhesivo de este color, ¿no? Y luego pintarle encima las líneas blancas. ¿Cómo lo veis?
Y finalmente, en cada extremo de la caja, se tendrían que hacer otros agujeros rectangulares a modo de portería, para que quedara más claro cuándo se marca gol.
¿Qué os ha parecido la idea? ¿Buena, bonita, barata? Bueno, ya veis, si algo esta claro en este país es que todos los días pueden ser días de fútbol.