![Jugársela cuando, cómo y donde toca (La vida de los demás)](https://m1.paperblog.com/i/869/8692838/jugarsela-cuando-como-donde-toca-vida-demas-L-QpYaeg.jpeg)
La cosa es que su estilo recuerda mucho al del polaco Krzysztof Kieslowski, que durante un breve tiempo en los ochenta fue considerado algo así como la voz moral y cinematográfica de Europa, básicamente por su cine ético de raíces cristianas. Su miniserie Decálogo (1989-1990) tuvo tanto éxito que dos de los episodios más impactantes se convirtieron en largometrajes: No amarás (1988) y No matarás (1988), este último alineado con el tema principal de La vida de los demás. La cosa es el tanto el polaco como el iraní comparten ese gusto por la lentitud expositiva, la presentación de los personajes y el conflicto y, por supuesto, en la revelación de los motivos ocultos o diferidos. De los dos, es Rasoulof quien mejor parece haberse adaptado a las narrativas que exigen las audiencias que le han tocado, modulando mucho mejor los objetivos de su crítica y la forma dramática de presentarlos (el polaco, en cambio, se perdía en las paradojas morales y no conseguía perfilar del todo protagonistas y/o situaciones verosímiles). Estoy convencido de que sus películas aguantarán mejor el paso del tiempo que las de Kieslowski.
La vida de los demás se compone de cuatro episodios con un tema en común: las terribles consecuencias personales y familiares que provoca la pena de muerte. Aparte de la brutalidad que se ejerce sobre el condenado, toda ejecución arrasa la vida de las personas que hay alrededor (arrepentimiento, dudas, dolor, silencio, mentiras...). La primera sin duda es la más demoledora porque no se ve venir en absoluto; a las otra tres, aunque no rebajan la tensión ni el interés, se les ve venir cuál será el centro de gravedad del drama. Insisto: Rasoulof no rueda su película en la tolerante Francia ni en los securizados EE UU, sino en el interior de un régimen autoritario que utiliza una deformada idea de una religión para aplicar justicia. Ese simple detalle basta para potenciar aún más el efecto de un guión contundente y directo y de un equipo técnico y artístico que se ha jugado literalmente la vida (y la de sus familias) para hacer esta película.