El kéfir o yogur búlgaro o leche kefirada es un producto lácteo fermentado probiótico, igual que el yogur tradicional, sin embargo, yogur y kéfir no tienen nada que ver en cuanto a sabor ni en los fermentos que transforman la leche (normalmente de cabra, oveja o vaca).
El kéfir es uno de los productos lácteos más antiguos que se conocen, consumido durante miles de años, procedente del Cáucaso. Se cree que la palabra kéfir proviene del turco “kief” que significa agradable sensación o sentirse bien, para referirse a la agradable sensación experimentada cuando se ingiere, y que conlleva además la connotación de bendición a quién se regala. En siglo XIX se empezó a utilizar como remedio contra la tuberculosis, y en algunas culturas el kéfir se utiliza como un alimento “medicina”, gracias a sus múltiples propiedades benéficas.
¿Pero? ¿Qué es exactamente el kéfir?
En el kéfir la leche fermenta mediante una reacción lacto-alcohólica es decir la lactosa de la leche se transforma en ácido láctico y se produce anhídrido carbónico y alcohol.
Los gránulos de kéfir tienen un aspecto similar al de la coliflor pero son más blandos y gelatinosos; El kéfir es una masa biótica simbiótica que combina bacterias probióticas (normalmente Bacterium caucasicum , Streptococus caucasicus o a veces Lactobacillus acidophilus), levaduras (Saccharomyces kefir), lípidos y proteínas, envuelta en una matriz polisacárida, denominada kefirán.
Es una fuente importante proteínas, vitaminas del grupo B, y minerales como calcio, potasio, fósforo. Casi no contiene calorías y suele ser bajo en grasa, por lo que puede incluirse en las dietas para perder peso.
En su función como probiótico, el kéfir ha demostrado una actividad beneficiosa para la salud:
Tiene una importante acción antibacteriana importante y antifúngica.
Refuerza el sistema inmunológico del organismo.
Ayuda a evitar las infecciones respiratorias y del estómago e intestino.
Contribuye a mantener la salud de la flora intestinal.
Tiene una gran utilidad en el tratamiento de problemas del aparato digestivo. (En mi caso y experiencia, os puedo asegurar que funciona).
El kéfir no admite procesos industriales, por lo que se debe elaborar de forma artesanal. (por este motivo todavía no se ha comercializado en “grandes masas”). Ojalá no se haga nunca!!! No quiero dar ideas, ahora…
Besos desde mi blog!!!!