La instalación tiene como base principal el espejo continuo que la artista coreana Kimsooja ha colocado en el suelo de toda la sala 2 del Centre Pompidou-Metz, a una hora y media de París, que hace que, al entrar en él, el visitante no vea más que espacio bajo sus pies y sobre su cabeza; un espacio inmenso en el que la luz también se duplica y al que hay que lanzarse para atravesarlo, tal vez venciendo alguna pequeña resistencia o algún temor a caer al vacío.
Al efecto del espejo, que sólo puede recorrerse descalzo, con una suerte de pantuflas descartables que se distribuyen durante la visita también acotada en el número de visitantes, se une, con la misma impresión casi mágica, el que deja una película de difracción translúcida que recubre el techo y el sonido que se esparce por todo el interior.
Este sonido es la respiración de Kimsooja, a ratos más pausada, a ratos apresurada, con la que la artista invita a sumergirse en una experiencia íntima.
Kimsooja (Taegu, Corea del Sur, 1957) es una de las artistas coreanas más reconocidas en el panorama artístico internacional. Desde 1998 vive y trabaja en Nueva York y su obra ha sido ampliamente expuesta en Asia, Norteamérica y Europa y desarrollada a través de instalaciones, fotografías, performances y vídeos. La artista aborda temáticas como el nomadismo, la relación entre el yo y el otro, los roles de la mujer en el mundo y la importancia del ser humano en el mundo caótico actual, su soledad y fugacidad.
Durante los años noventa Kimsooja crea objetos espaciales e instalaciones y utiliza la costura como metáfora y como actividad en sí misma. Los materiales que emplea y el modo en que los dispone derivan del uso que se da a las telas en la tradición coreana. Un elemento característico son los “bottari”, fardos rellenos de ropa vieja elaborados con colchas tradicionales coreanas. Las colchas coreanas de vivos colores simbolizan para la artista la mujer, el sexo, el amor, el cuerpo, el sueño, la privacidad, la fertilidad, la longevidad y la salud.
A finales de los noventa Kimsooja realiza una serie de vídeos a partir de performances realizadas en diferentes partes del mundo, donde el común denominador es la figura femenina inmóvil. A lo largo de su trayectoria y especialmente durante los últimos años, junto a sus instalaciones, fotografías, performances y vídeos, la artista ha realizado proyectos de intervención específica en diversos espacios. Las telas, especialmente las colchas, las secuencias de luz, el sonido, los cantos de los monjes tibetanos, gregorianos e islámicos, su propia respiración, son algunos de los recursos que emplea y que se han convertido en una seña de identidad de su trabajo, convirtiendo el espacio expositivo en una especie de santuario.