Decíamos ayer (¿o era anteayer?) que Sardá soplaba cincuenta velas vistiendo la piel más íntima de las españolas y MBFWM (Mercedes Benz Fashion Week Madrid; como escribe mi admirada Rigalt en El Mundo, hay que tomar aire para soltar el nombrecito) no le hizo ni puñetero caso. Pero hete aquí que Klimt, que nos pilla más lejos (concretamente en Viena) celebra su 150º aniversario y va Miguel Marinero y le dedica el desfile. Lo de fuera siempre da más 'rollito glamour'.
Resulta curioso que un diseñador que se pone la piel ajena por bandera escoja a un firme defensor del desnudo para chutar de arte icónico su colección. Porque en las creaciones de Marinero lo que menos se ve es la piel de la modelo, cuidadosamente envuelta en un cachito de piel de zorro. Y en los cuadros de Klimt los desnudos son constantes. Y bien sensuales.
Pero llegados a este punto, Marinero optó por ponerse a Klimt por montera: ¿que la piel que habita no se parece a "El beso"? Pues apaña un tocado de inspiración klimtiana y listo. Y tanto lo apañó que las cabezas de algunas modelos habrían encajado a la perfección en más de una de sus obras.
Lástima que la inacabable paleta cromática del vienés quedase reducida a cuatro colores: marrón, gris, azul y violeta. Ah, y rojo. O sea, cinco. Quizá pasó del omnipresente amarillo de Klimt porque dicen que trae mala suerte.
P.D.: Si tenéis la suerte de pasaros este año por Viena, apuntad las exposiciones especiales que diez museos ofrecen para conmemorar el nacimiento de Gustav Klimt.
[Publicado en Todo sobre mis trapos].