El buen tiempo puede jugar un papel fundamental hoy en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales polacas. Y es que supone un importante hándicap para la Plataforma Cívica del liberal Bronislaw Komorowski, actual jefe de Estado en funciones y líder del Parlamento, ya que su principal apoyo radica en las clases medias y urbanas, que en estas fechas se dedican a ir a la playa o de vacaciones. Por ello, en su último acto público, remarcó el llamamiento para que se acuda a las urnas.
Además, la incertidumbre sembrada por la Alianza de Izquierdas y el seguro trasvase de votos de los partidos campesinos a la formación Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski -cuyos seguidores son de las clases bajas y rurales que no se desplazan los fines de semana- hacen suponer que existen posibilidades de que se produzca una sorpresa que parecía imposible hace sólo dos semanas.
Tras la ajustada victoria de Komorowski en la primera vuelta por cinco puntos -41,22% a 36,74%- frente al conservador Kaczynski, el apoyo de los líderes de izquierdas se antoja otra de las claves de hoy. En un principio, el 13,68% de votos que obtuvo Grzegorz Napieralski, al frente de la Alianza Democrática de Izquierdas, parecían destinados a Komorowski.
El cabeza visible de la Plataforma representa la Polonia moderna, moderada, liberal y europeísta, que apuesta por los negocios, el crecimiento y la inversión frente a la rancia, católica, populista, homofóbica y xenófoba y anticapitalista del PiS. Pero en los últimos días, algunas voces divergentes dentro de la izquierda han sembrado dudas sobre si ese respaldo será total o se dividirá entre los partidos de derechas.