Kürtöskalács consiste en una pasta hecha a base de levadura fresca, aceite de girasol y agua, envuelta alrededor de un cilindro de madera en forma de rulo o cilindro, adquiriendo una figura muy peculiar.
Al final de su cocción a la brasa, se le añade una ligerísima capa de aceite de girasol y se espolvorea con azúcar, consiguiendo de esta manera un inconfundible y exquisito aroma a caramelo, que hace las delicias de los que están a su alrededor.
Kürtöskalács nació en Transilvania cuando ésta todavía formaba parte de Hungría. Originariamente, este dulce se cocía sobre la brasa caliente obtenida después de haber horneado el pan, pero poco a poco se fue perfeccionando la técnica de cocción hasta desarrollar un producto único y delicioso que se toma habitualmente para desayunar, merendar o como tentempié.
Actualmente, Kürtöskalács se puede encontrar en panaderías, pastelerías. También hay vendedores ambulantes que los venden en las esquinas de las calles, ferias e incluso en piscinas y balnearios públicos, tan habituales en Hungría, ya que es el país de las aguas termales (es una gozada!!!).
Uno de mis sitios favoritos, que os recomiendo si alguna vez vais a Budapest, es la Pastelería Molnár’s Kürtöskalács que está en la calle Váci ucta 31 de la ciudad. (www.kurtoskalacs.com)
Aunque… y para los que viváis en Madrid, quizá os interesa saber que en laa Panaderías de Tibo — en Calle Antonio López 156, 280026 Madrid., podréis encontrar auténticas, deliciosas y reciñen hechas chimeneitas (kürtöskalács) en diferentes sabores siguiendo la tradición húngara. (Mmmm… Solamente al pensarlo, se me está haciendo la boca agua!!!)
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