Colombia está destacando en los últimos meses como uno de los países del mundo más avanzados en las advertencias sobre los daños de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH). La crítica a esta vacuna en Colombia comenzó por los episodios de la localidad de El Carmen de Bolívar. Al principio se apuntó a la VPH como la posible causante de la hospitalización de varias decenas de niñas.
Una de las escenas que se vivieron en la localidad de El Carmen de Bolívar.
Las cifras de dichos ingresos en centros sanitarios fueron aumentando hasta las más de 700 comunicadas. Menos el Gobierno colombiano, que ha defendido los intereses de los fabricantes de la vacuna, varias instituciones del Estado se han tomado en serio el caso.
En febrero pasado, publicamos que la Corte Constitucional de Colombia -entidad judicial encargada de velar por la integridad de la Constitución- ha exigido al Gobierno, a los organismos de vigilancia y control de medicamentos y al Instituto Nacional de Salud, que informen con detalle sobre cuáles podrían ser los efectos secundarios de la vacuna del papiloma en las adolescentes.
Ahora es la Academia Nacional de Medicina Colombiana la que solicita al Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) un cambio en los actuales protocolos de aplicación de la vacuna contra el VPH.
Las razones para esta solicitud están fundamentadas en una creciente información nacional e internacional sobre la asociación entre la aplicación de esta vacuna y el inicio o agravamiento de diversas enfermedades autoinmunes.
La citada Academia quiere que el MSPS tenga en cuenta las siguientes consideraciones:
1. La relación riesgo beneficio de desarrollar enfermedades autoinmunes tras la vacunación contra el VPH todavía no se ha resuelto.
2. Los datos disponibles son limitados para ofrecer conclusiones definitivas sobre una relación causal entre la vacuna y los síntomas que han presentado las personas vacunadas [yo añadiría que no existe interés en investigar los daños pues sólo en Europa hay al menos 352 muertes notificadas en relación con esta vacuna y la autoridad sanitaria no las investiga].
3. Dado el aumento reciente de reportes de efectos adversos, se espera que estudios con suficiente tamaño de muestra confirmen la seguridad de la vacunación contra el VPH en niñas con enfermedades autoinmunes.
4. Dados los tiempos del desarrollo del cáncer del cérvix, no hay información suficiente, sobre la eficacia en la prevención del cáncer de cérvix uterino con la vacuna contra el VPH.
5. Las exigencias sobre la seguridad de la vacuna deben ser mucho más estrictas, puesto que se está aplicando a personas previamente “sanas”.
7. Es importante que los expertos nacionales e internacionales opinen sobre la seguridad de la vacuna, hagan públicos sus conflictos de interés cuando reciban financiación de la industria farmacéutica.
8. La actual incertidumbre pública sobre los efectos de la vacuna contra el VPH y la ausencia de una información transparente, están afectando la confianza de la población, en las demás vacunas y pueden generar efectos negativos sobre la cobertura del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI).
La Comisión de Salud considera que el MSPS debe modificar los protocolos actuales de vacunación y poner esta información a la disponibilidad del público.
Se sugiere un análisis personalizado de cada candidata a vacunación, que incluya la evaluación de autoinmunidad personal y familiar y dar mayor importancia a la fármacovigilancia teniendo en cuenta los posibles efectos adversos de toda vacunación.
Por último, la Comisión considera necesario que la vacunación se acompañe de una fuerte estrategia de educación en salud sexual y reproductiva a quienes se beneficien de ésta.
Las autoridades sanitarias españolas no han actuado con responsabilidad, ya que en todo momento han negado de manera sistemática cualquier causalidad entre las reacciones adversas que muchas jóvenes han padecido con la vacuna del VPH.
Y todo ello, a pesar de que las mismas están registradas en la ficha técnica o en el prospecto del producto. Incomprensible.
Como recuerda Alicia Capilla, presidenta de la AAVP:
No sólo han sido irresponsables, sino que también han sido viles, ya que han intentado estigmatizar a las víctimas.
No es lícito acusar de simular una enfermedad a quienes han tenido la mala suerte de sufrir algunos de los efectos adversos; entre otras razones, porque dichos efectos han sido incluidos en la ficha técnica del medicamento.
Me indigna también la postura de muchos médicos que -sabiendo lo que está ocurriendo- siguen impasibles y sin hacer nada al respecto.
En nuestro país se ha hecho una mala gestión a nivel administrativa y médica, este engaño no puede durar eternamente. Es una vergüenza que en otros países -paradójiamente uno de ellos es Colombia- se haya avanzado y aquí sigan aferrados a seguir engañando a los ciudadanos”.
La Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma Humano elogia la solicitud de la Academia Nacional de Medicina Colombiana, ya que supone un precedente sin igual.
Esperamos que esta iniciativa sea secundada por otros organismos científicos, para que las autoridades sanitarias actúen responsablemente y no haya más víctimas -afirman-.
Apelamos a la responsabilidad que tienen las autoridades sanitarias por velar por la salud de los ciudadanos, actúen ya, investiguen qué es lo que ha ocurrido y está ocurriendo a muchas jóvenes.
No solo por preservar la salud de las adolescentes que padecen las consecuencias de estas vacunas, sino también para que nuestro país no vuelva a quedarse de los últimos en la detección de medicamentos nocivos“, concluyen.