La anemia en la enfermedad renal

Por Ana46 @AnaHid46


Te despiertas por la mañana; estás tumbado sobre la cama y ya, en ese momento, notas que tu cuerpo se rebela para no levantarse... demoras el tiempo y piensas "unos minutos más", y después de esos minutos te das cuenta de que tienes que levantarte por narices, que tienes miles de cosas que hacer y no puedes quedarte remoloneando en la cama.

Te levantas y sientes un pequeño mareo y flojedad en las piernas. A duras penas, te diriges al lavabo, te miras en el espejo... te ves pálido y con mala cara (las mujeres lo arreglamos con una buena capa de maquillaje). Te duchas, te aseas y te preparas el desayuno. Después de desayunar parece que te sientes un poco mejor, aunque no estás como para correr una maratón. Sales de casa a realizar tus obligaciones diarias, (trabajo, compra, gimnasio...) y todo te cuesta un mundo. En el trabajo no te concentras y vas dando cabezazos delante del ordenador o te quedas dormido por cualquier rincón. Si vas a comprar, una pequeña bolsa parece que pese una tonelada y al llegar a casa las escaleras se te hacen eternas.
Si estás en el gimnasio, no rindes y con cualquier ejercicio el corazón parece que se te vaya a escapar por la boca y te late de forma rápida. Te cuesta respirar y tardas en recuperarte.
Por la noche, aunque te acuestas cansado, no puedes dormir con facilidad, con el resultado de que no descansas y a la mañana siguiente vuelta a empezar.
Seguro que todos los enfermos renales conocéis estos síntomas que provienen, a menudo, de la anemia. No todos tienen los mismos síntomas y no todos los sienten, pero la mayoría de nosotros pasamos épocas con anemia.
Hay muchas cosas que pueden causar la anemia. En las personas que padecemos insuficiencia renal, la causa más común de la anemia es no tener suficiente cantidad de la hormona llamada eritropoyetina (EPO). La eritropoyetina es la hormona que estimula la producción de los glóblulos rojos de la sangre que se encargan de transportar el oxígeno a todo el organismo.
Pero también hay otras causas que pueden provocar anemia:
  • Falta de hierro
  • Falta de algunas vitaminas
  • Dieta inadecuada
  • Algunos medicamentos
  • La pérdida de mucha sangre
  • Algunas enfermedades inmunes o de la sangre (como el lupus, la leucemia o el VIH)
Sabemos que una persona con una enfermedad renal crónica tiene muchos números de tener a su vez una anemia asociada a la disfunción renal. Además de los problemas que derivan del mal funcionamiento de los riñones, unos niveles bajos de hemoglobina elevan el riesgo de padecer un episodio cardiovascular y, por supuesto, reducen notablemente la calidad del paciente debido a los síntomas que he descrito. Por eso, es importante actuar cuanto antes para prevenir serios problemas en la salud.
En primer lugar el médico buscará la causa de la anemia, y luego mirará también como están los niveles de hierro.
Si la anemia está causada por la misma insuficiencia renal, el primer tratamiento será subir los niveles de hierro  hasta normalizarlo con suplementos en forma de pastilla, bebibles, sobres o lo que el paciente tolere mejor. 
Si este tratamiento no hace que la anemia mejore lo suficiente y el paciente sigue encontrándose cansado, se utilizan los agentes que estimulen la eritropoyetina (EPO). 

Foto de: Ana Hidalgo

No hace mucho, se ha introducido la DARBEPOETINA ALFA, una novedosa proteína eritropoyética recombinante y que tiene una estructura distinta que le proporciona una mayor actividad biológica, es decir, que permite que la proteína se mantenga durante más tiempo en la sangre. De esta manera permite reducir la frecuencia de las dosis y por lo tanto, menos pinchazos para nosotros. Lo normal es que sea el paciente quien se encargue de inyectárselo él mismo en el muslo o en el abdomen. Ajustando bien la dosis, el tratamiento mejora notablemente la anemia del enfermo renal, mejorando a su vez su calidad de vida