La anemia en los perros. Síntomas y tratamiento.

Por Jgallego19

La anemia en los perros se define como una deficiencia de glóbulos rojos (eritrocitos) en el sistema circulatorio. Los perros adultos están anémicos cuando la concentración de glóbulos rojos en el total de la sangre es menos de 37 por ciento del volumen. El rango normal es de 39 a 60 por ciento. Los glóbulos rojos se producen en la médula ósea y tienen un promedio de vida de 110 a 120 días. Los glóbulos rojos viejos son atrapados por el bazo y se eliminan de la circulación. El hierro que contienen es reciclado para hacer nuevos eritrocitos.

El propósito de los glóbulos rojos es transportar oxígeno, desde los pulmones a otras partes del cuerpo. Por lo tanto, los síntomas de la anemia son causados ​​por la insuficiencia de oxígeno en los órganos y músculos. Los síntomas incluyen falta de apetito, letargo y debilidad. Las membranas mucosas de las encías y la lengua se vuelven de color rosa pálido tirando a blanco. En los perros con anemia severa, el pulso y la frecuencia respiratoria son rápidos, y el perro podría sufrir un colapso por un esfuerzo intenso. Podría escucharse un soplo en el corazón.

La anemia puede ser causada por la pérdida de sangre, hemólisis, o producción insuficiente de glóbulos rojos en la sangre.

Anemia por pérdida de sangre

En perros adultos, las causas más comunes de la pérdida de sangre son:

  • trauma
  • hemorragia gastrointestinal lenta asociada con úlceras de estómago y duodenales
  • parásitos
  • tumores en el tracto gastrointestinal

La pérdida crónica de sangre también se produce a través del sistema urinario. Los anquilostomas y las pulgas son causas comunes de la pérdida crónica de sangre en los cachorros.

Tratamiento: El tratamiento debe ser orientado a hallar la causa de la anemia. El sangrado gastrointestinal puede ser detectado mediante la comprobación de las heces en busca de rastros microscópicos de sangre. Un análisis de orina recogerá rastros de sangre en la orina que pueden no ser visibles a simple vista. También se pueden llevar a cabo otras pruebas para determinar la causa de la hemorragia oculta (y microscópica).

Anemia hemolítica

La hemólisis es una aceleración en el proceso normal de descomposición de los glóbulos rojos. Los glóbulos rojos se descomponen para formar la bilis y la hemoglobina. Con hemólisis severa, estos productos de la descomposición se acumulan en el cuerpo. En consecuencia, en un perro que experimenta una crisis hemolítica aguda puedes esperar ver en él ictericia (coloración amarillenta de la piel y de las partes blancas de los ojos) y hemoglobinuria (orina de color marrón oscuro que contiene hemoglobina). Además, el perro parece débil y pálido y tiene el pulso acelarado. El bazo, el hígado y los ganglios linfáticos pueden estar inflamados.

Las causas de la hemólisis incluyen:

  • anemia hemolítica inmunomiedada
  • anemia hemolítica congénita
  • enfermedades infecciosas (como la babesiosis y la leptospirosis canina)
  • reacciones a medicamentos como el paracetamol
  • mordeduras de serpientes venenosas.

Un gran número de bacterias producen toxinas que destruyen las células rojas de la sangre, por lo que la hemólisis también puede ocurrir con infecciones graves.

Anemia hemolítica inmunomediada

Esta es la causa más común de la hemólisis en los perros adultos. La destrucción de los glóbulos rojos se produce por autoanticuerpos (anticuerpos dirigidos erróneamente contra órganos o tejidos del propio organismo) al atacar a los antígenos presentes en la superficie de las células, o por los antígenos de los medicamentos u organismos adheridos a las paredes de los glóbulos rojos. Las células debilitadas son atrapadas en el bazo y destruidas.

Los perros de raza Poddle, Bobtail inglés, Setter Irlandés y Cocker Spaniel tienen mayor predisposición a la anemia hemolítica inmunomediada, pero todas las razas son susceptibles de padecerla. Los perros afectados suelen tener una edad entre los 2 y los 8 años, y las hembras superan en número a los machos en una relación de cuatro a uno.

La mayoría de los casos de anemia hemolítica inmunomediada son idiopáticos. Es decir, la razón por la cual se desarrollan los autoanticuerpos es desconocida. Una anemia hemolítica inmunomediada también ocurre con el Lupus Eritematoso Sistémico (LES).

El diagnóstico se realiza mediante el examen microscópico de un frotis de sangre, en busca de cambios específicos en la apariencia de los eritrocitos y otros elementos de la sangre, y por análisis de sangre serológicos (para comprobar la presencia de anticuerpos en sangre).

Tratamiento: El tratamiento de la anemia hemolítica idiopática inmunomediada está dirigido a prevenir una mayor destrucción de glóbulos rojos mediante el bloqueo de la reacción antígeno-anticuerpo mediante el uso de corticosteroides e inmunosupresores. La anemia severa se corrige con transfusiones de sangre. La esplenectomía (extirpación del bazo) puede ser beneficiosa, pero sólo cuando las pruebas evidencian que el bazo está contribuyendo al proceso hemolítico.

La respuesta al tratamiento depende de la tasa de hemólisis y de si se ha podido identificar o corregir una causa subyacente. El pronóstico es reservado; incluso con el tratamiento médico adecuado, la tasa de mortalidad se acerca al 40 %.

Anemia hemolítica congénita

Varias anomalías hereditarias en la estructura de las glóbulos rojos pueden dar lugar a su destrucción prematura. La deficiencia de fosfofructoquinasa es un rasgo autosómico recesivo que se produce en los perros de raza Springer Spaniel inglés y Cocker Spaniel. Una deficiencia de esta enzima provoca cambios en el pH de los glóbulos rojos, lo que provoca que las células se fragmenten periódicamente y se produzcan episodios de hemoglobinuria. No existe un tratamiento eficaz.

La deficiencia de piruvato quinasa es otra deficiencia de una enzima en los glóbulos rojos causada por un gen autosómico recesivo. Esta enfermedad es reconocida en varias razas, incluyendo Basenjis, Beagles y West Highland White Terriers. Los cachorros suelen desarrollar la anemia hemolítica de los 2 a los 12 meses de edad. El resultado habitual es la muerte del animal a los 3 años.