El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) es un trastorno neurológico caracterizado por una sensación de malestar en las piernas, nerviosismo, hormigueo y dolor en las extremidades inferiores, que aparece en los estados de reposo del paciente a lo largo de todo el día, aunque con mayor intensidad durante la noche. Estos síntomas, en grado moderado o severo, provocan importantes alteraciones del sueño, lo que deriva en un cansancio acumulado, deterioro de la calidad de vida y, en ocasiones, depresión y ansiedad. “Para paliar estas consecuencias, muchas veces, por desconocimiento o por la ausencia de diagnóstico, los episodios de depresión y ansiedad que se dan en el SPI son tratados con antidepresivos. Un error bastante común que puede agravar notablemente las complicaciones de la enfermedad”, ha advertido el Dr. Juan José Poza, de la Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital Donostia de San Sebastián, en el marco de la Masterclass Nacional sobre Síndrome de Piernas Inquietas y Narcolepsia, organizada recientemente por UCB Pharma en Barcelona.
A lo largo de los últimos años, los expertos en trastornos del sueño coinciden en señalar que el sueño es uno de los grandes olvidados de la medicina actual. Sin embargo, durante este proceso diario de relajación se producen innumerables reacciones en nuestro organismo que son esenciales para el mantenimiento de la calidad de vida. Por esta razón, la reunión Masterclass Nacional sobre Síndrome de Piernas Inquietas y Narcolepsia ha congregado a un importante número de profesionales sanitarios, entre especialistas en medicina familiar, medicina interna, neurología, psiquiatría y otros, con el objetivo de llamar la atención sobre la importancia del diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del sueño.
A la hora de sentar las bases en Síndrome de Piernas Inquietas, los asistentes a la masterclass comenzaron desmitificando algunas de las falsas creencias que rodean a esta enfermedad: “Muchas veces se ha dicho que el SPI no existe, que es una invención. Sin embargo, hoy por hoy, el diagnóstico de esta enfermedad se basa en datos clínicos; y también sería interesante preguntar a los pacientes, que son quienes lo sufren, si realmente existe o no este síndrome”, explica el Dr. Poza.
A lo largo de su historia, el SPI ha sido reconocido como una enfermedad que se manifiesta principalmente a última hora de la tarde y durante la noche. Sin embargo, poco a poco se ha descubierto que los síntomas se presentan a lo largo de las 24 horas del día, con mayor o menor intensidad, con un ritmo circadiano. Por eso, las últimas novedades terapéuticas han tratado de focalizar su línea de actuación hacia el tratamiento de la enfermedad durante todo el día: “hoy disponemos de un nuevo fármaco dopaminérgico en forma de parche que permite liberar eficazmente la medicación de forma continuada durante 24 horas seguidas. De esta forma, se consigue un mejor control de la sintomatología, lo que ayuda en gran medida a reducir el estado de ansiedad y desánimo de muchos pacientes”, completa el especialista del Hospital Donostia.
Aunque los tratamientos dopaminérgicos generalmente han estado identificados a largo plazo con el fenómeno de potenciación (aumento de la intensidad y de las complicaciones de la enfermedad), “en el caso de este nuevo fármaco en parche existen datos que orientan a que la frecuencia con que aparece esta potenciación es muchísimo más baja. Y aunque todavía son datos por confirmar, se trata de una vía muy esperanzadora que sin duda ayudará a combatir con mayor solvencia este síndrome”, apunta Poza.
En el momento de analizar las técnicas disponibles para el diagnóstico del Síndrome de Piernas Inquietas, los especialistas han resaltado la poli-somnografía como una herramienta útil. “Principalmente en los casos más dudosos esta práctica puede aportar información complementaria, aunque es muy importante tener en cuenta que su efectividad no es del 100% y que el diagnóstico del SPI debe ser fundamentalmente clínico”, completa el especialista.
-Narcolepsia, ¿enfermedad genética o autoinmune?
En el marco de esta masterclass, los asistentes también analizaron las últimas conclusiones en el diagnóstico y tratamiento de la narcolepsia, una enfermedad de origen neurológico caracterizada por tres síntomas principales: una excesiva somnolencia diurna, ataques de cataplejía (perdida del tono muscular) que suelen durar menos de dos minutos, y una fragmentación del sueño nocturno. En la actualidad, afecta a cerca de 25.000 españoles.
“La narcolepsia tiene un impacto muy notorio sobre la calidad de vida de los pacientes. La excesiva somnolencia diurna y las cataplejías que conlleva suele acarrear repercusiones importantes en el ámbito laboral, social, familiar y conyugal, ya que muchas personas tienen que dejar de hacer ciertas actividades que se presuponen habituales en cualquier otra persona”, explica el Dr. Álex Iranzo, de la Unidad Multidisciplinaria del Sueño del Hospital Clínico de Barcelona.
Aunque es una enfermedad no prevenible y para la que todavía hoy no hay tratamientos disponibles que ayuden a frenar su evolución, los expertos insisten en la importancia del diagnóstico precoz para atajar los síntomas lo antes posible y permitir al paciente disfrutar de una vida normalizada. “En la actualidad, disponemos de fármacos como el oxibato sódico que disminuyen los episodios de cataplejía y, por tanto, permiten a los afectados tener una vida lo más plena posible”, concreta Iranzo.
La confusión que en muchas ocasiones se sucede entre el diagnóstico de la narcolepsia y del Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS), centró también la atención de los ponentes: “aunque hay muy poca relación entre ambas enfermedades, las dos se manifiestan con una excesiva somnolencia diurna. Además, el SAOS es mucho más frecuente que la narcolepsia, por eso generalmente se tiende a pensar en el diagnóstico de este síndrome antes que narcolepsia”, advierte el especialista del Clínico de Barcelona. Por esta razón, los especialistas hacen hincapié en los beneficios de las unidades especializadas de sueño, que permiten estudiar estos trastornos con profundidad y ayudan a mejorar su diagnóstico precoz.
Otro de los debates de la jornada se centró en aclarar si la narcolepsia es una enfermedad genética o autoinmune: “aunque todavía es algo por confirmar, hoy por hoy creemos que esta enfermedad está basada en un ataque autoinmune del organismo que probablemente se dé en un grupo de la población con unas determinadas características genéticas que lo hacen más predispuesto a desarrollarla”, culmina el Dr. Iranzo.