La banalidad del mal

Por Luistovar


El hecho de que muchos seres humanos - normales y corrientes - sean capaces de cometer verdaderos crímenes y atrocidades en determinadas circunstancias es achacado por algunos a una "maldad intrínseca" en la naturaleza humana. Sin embargo, tal cosa no está demostrada, y otros consideramos que esto ocurre sobre todo debido a la educación y el ambiente en que vivimos. La filósofa Hanna Arendt hablaba de la «banalidad del mal» como concepto para explicar por qué y cómo sucedía esto.

Estamos inmersos en una cultura de la violencia - una cultura consecuencialista - que nos dice que los fines justifican los medios. Esta ideología nos lleva a cometer actos, que en el fondo sabemos que están mal, con el objetivo de lograr esos fines que consideramos importantes, valiosos y/o necesarios. Aunque la ética nos dice que hay principios (como el respeto por el valor intrínseco de la persona) que no deberían nunca sacrificarse por ningún fin. Aunque esto es algo que todavía no se ha comprendido ni asimilado plenamente por nuestra cultura. Y, lógicamente, existe en conflicto entre ambas posturas.La ideología del consecuencialismo, y sus efectos directos, la vemos muy claramente en nuestra relación con los demás animales. Consideramos que nuestros fines (placer, beneficio, conveniencia,...) nos justifican en tratar a los animales nohumanos como medios para alcanzar dichos fines. Y esta forma de pensar nos ha conducido a crear la domesticación, los criaderos, las granjas de esclavos, los mataderos, los zoos,... Pero cuando rechazamos esta forma de pensar, y reconocemos el valor intrínseco de los nohumanos, es entonces dejamos de participar en esas actividades de opresión, y cambiamos nuestra conducta. Y no es que antes de cambiar fuéramos "malvados" y ahora seamos buenos de repente. No. Simplemente hemos modificado nuestra forma de pensar, de valorar nuestra conducta. Por tanto, no es que los demás humanos sean "malvados" sino que simplemente no han reflexionado o no han comprendido. Es una cuestión de comprensión. Estoy seguro de que todos sabemos que a veces hay nociones que no comprendemos en su momento y que sólo después de un tiempo (días, meses, años) alcanzamos a entender y asimilar. La comprensión generalizada o mayoritaria de que el especismo es injusto y dañino no puede suceder de un día para otro. Progresivamente va aumentando cada día el número de personas que toman conciencia de ello y deciden actuar, haciéndose veganas.Claro que hay casos excepcionales y puntuales de individuos que son sádicos o psicópatas y hacen lo que hacen porque es inherente a su naturaleza. Pero ésa no es la realidad de la mayoría de seres humanos. La gran mayoría de seres humanos son capaces de empatizar, de aplicar el principio de igualdad, y de comprender que los demás animales son seres sintientes que merecen respeto. Otra cosa es que esta noción no esté aún establecida en nuestra sociedad, y sólo sea defendida de momento por el movimiento de Derechos Animales. A los seres humanos se nos educa desde niños para considerar "inferiores" a los demás animales, a creer que ellos existen para satisfacer nuestras necesidades y deseos, y estamos continuamente inmersos en un ambiente cultural que reafirma esa ideología hasta el punto que ni lo advertimos como tal. Muchos consideran esa idea - el antropocentrismo moral - como algo "natural" sin darse cuenta que es un prejuicio ideológico, como lo es también el racismo, el sexismo, o la homofobia. Esto no son tendencias naturales inamovibles (como la ley de la gravedad) sino que son formas de pensar y de actuar que podemos comprender y modificar.

Resultados científicos como los que aporta el experimento Milgram tienen un gran valor de utilidad, puesto que nos ayuda a entender por qué actuamos de cierto modo. Y quizás puede ayudar a entender a las personas que son, todavía, especistas que ellas está actuando como los individuos que protagonizaron dichos experimento. Están utilizando a otros individuos - los nohumanos - como simples medios para un fin, ignorando la injusticia, ignorando el daño y el sufrimiento que causan deliberadamente al hacerlo. 
La "maldad" resulta ser, en la mayoría de casos, una forma errónea de pensar, de valorar. No es una cualidad inherente al ser humano. De la misma forma que no es inherente a nosotros ser racistas, sexistas u homófobos. Son simplemente pautas de pensamiento que se nos inculcan, pero que podemos llegar a comprender el error moral que constituyen. El especismo no es esencialmente diferente del resto de prejuicios.
Así es cómo funcionan los prejuicios grupales a nivel cultural. Por ejemplo, el racismo y el sexismo. Nos permiten eliminar o anular la empatía para así poder discriminar y agredir a las personas sin remordimiento. Y también sucede lo mismo con el prejuicio del especismo
No importan que sientan, que sufran, que deseen vivir y que no les hagan daño. Nada de esto importa. No son de nuestra especie, y con esto ya consideramos justificado utilizarlos y perjudicarlos en nuestro favor. Simplemente porque no son humanos les hacemos cosas que jamás querríamos que nadie nos hiciera a nosotros mismo o a otros seres humanos. Podemos explotar a los demás animales, a costa de su salud y sus vida, sin remordimiento, ignorando todo el daño y el sufrimiento que les causamos. Actuamos así porque hacerlo nos divierte o nos beneficia. El prejuicio del especismo nos permite anular la empatía con la excusa de que ellos no son humanos. 

Todos los crímenes que cometemos contra a otros animales - utilizarlos como comida o como sujetos forzados en experimentos - se lo hemos hecho también a otros humanos. Lo único que cambia es la especie de las víctimas que son explotadas. Pero todas las víctimas por igual sienten, sufren y tienen voluntad e intereses propios. Sólo habrá justicia cuando dejemos de discriminar a las personas por su especie y respetemos a todas por igual. Es cierto que cambiar una creencia arraigada en nuestra mente no es tan sencillo como cambiarse de camisa. Esto es algo que necesita tiempo y dedicación. Un prejuicio es una creencia que ha sido asumida sin razonamiento y, por tanto, es más difícil de erradicar que una creencia racional. Pero en ningún caso es imposible. De la misma forma que el racismo y el sexismo se han ido eliminando progresivamente, lo mismo ocurrirá con el especismo, si trabajamos por ello. La tarea más importante que podemos emprender es la educación, en sentido amplio. A mi modo de ver, la bondad o el sentido moral no son facultades que se puedan aprender ni enseñar. Son inherentes a cada individuo. Pero todo el conocimiento que necesitamos para aplicar y desarrollar nuestra capacidad ética sí que tenemos que aprenderlo y difundirlo. Es precisamente esa falta de conocimiento la que nos lleva a ser especistas y a causar todo el daño que causamos a los demás animales. No porque seamos malos ni crueles, sino porque no somos moralmente conscientes de lo que estamos haciendo. La educación, y sólo la educación, puede remediar este problema. 

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