Hace dos noches, se me cayó el alma a los pies mientras oía hablar a un inspector de Hacienda español en una emisora de radio. Le entrevistaban en relación con el caso de los 3.000 granujas, ciudadanos españoles, que tienen cuentas multimillonarias en Suiza que no tributan en España (ni evidentemente, tampoco en Suiza). La mayoría de cuentas están abiertas en el banco HSBC, en el que según informa El País de hoy "el importe mínimo (para abrir una cuenta) es de 1'6 millones de euros)".
El montante de este dinero evadido lo cifra Hacienda en seis mil millones de euros, pero el inspector lo elevaba hasta ocho mil millones de euros. Lo peor con todo, es la pasividad del Gobierno español en este caso de ladrones de guante blanco que manejan dineros más negros que su alma. Resulta que el asunto se destapó no por investigación alguna de la Hacienda española, sino porque su homóloga francesa le pasó una lista de los 3.000 defraudadores españoles, a los que descubrió cuando perseguía (ella sí) a defraudadores franceses con cuentas en Suiza. Al parecer un empleado bancario suizo "infiel" vendió a la Hacienda francesa listados con nombres, cuentas y movimientos de miles de ladrones europeos, entre ellos como digo 3.000 españoles, todos según este inspector, empresarios y directivos situados al frente de lo más selecto de nuestras corporaciones y empresas. El Gobierno español recibió la lista hace tiempo, pero ya se sabe que Hacienda no tiene nunca prisa en investigar nada salvo cuando se trata de embargar cuentas de trabajadores que cobran por nómina y a quienes se les embarga por cantidades miserables.
El caso es que finalmente el asunto ha empezado a rodar, más que nada porque una parte de los inspectores de Hacienda ha montado un escándalo en los medios denunciando tanta sospechosa pasividad (entre paréntesis, no todos los inspectores de Hacienda trabajan para que los ricos no paguen o tributen lo menos posible). Denuncian por ejemplo que sabiendo quienes son los ladrones propietarios de esas cuentas, Hacienda no ponga estos casos de defraudación en la vía penal, que es la que corresponde cuando lo defraudado supera los 120.000 euros; denuncian que en éste y en el resto de casos semejantes, Hacienda se limite a intentar cobrar la deuda y a aplicar un recargo del 20%, cuando en el caso de contribuyentes asalariados con deudas ridículas se les llegan a embargan las cuentas, como decía antes; denuncian que el Gobierno español se niegue a publicar la lista con nombres y apellidos de estos sinvergüenzas que nos roban a todos, cuando cualquier ladronzuelo de barrio sale fotografiado de frente y de perfil en los medios.
Lo peor con todo, es que según hacía público este inspector, cada año se defraudan en España ochenta y ocho mil millones de euros (¡nada menos que 6 veces lo que Zapatero recaudará rebajando los salarios de los funcionarios y las pensiones de los jubilados!), y que de todo ese dinero Hacienda sólo recupera el 8%. A quien le extrañe cómo pueden pasar estas cosas en la España del siglo XXI, que recuerde que hace apenas una semana nos enterábamos de que el propietario del mayor grupo hotelero de las Islas Baleares, ha resultado ser un "emprendedor" que jamás había hecho la declaración a Hacienda. ¿Qué complicidades son necesarias para que sucedan cosas así?.
En definitiva, ¿por qué el fisco da trato de favor a estos canallas, tal como se pregunta la Organización de Inspectores de Hacienda del Estado?. No dan respuesta concreta, pero creo que las posibles están en las mentes de todos. A mi juicio caben dos, no excluyentes entre sí: una, porque la corrupción interna y el encubrimiento a los delincuentes debe tener podrido casi por completo el aparato fiscal español; la segunda, porque los nombres de estos sinvergüenzas, tal como sucede en el caso de las 3.000 cuentas "descubiertas" en Suiza, son tan conocidos y sobre todo, tan fundamentales en el tejido empresarial y financiero español, que el Gobierno no se atreve a actuar contra ellos.
Si alguna vez se publican esos nombres, veran ustedes qué lucida colección de patriotas españoles guardan en Suiza lo que nos roban a todos en España.
La fotografía que ilustra el post muestra la sede central en Suiza de la cueva de Alí Babá y los 3.000 Ladrones "emprendedores".