En el otoño de 1777, el mayor general inglés John Burgoyne trasladó a su ejército al sur a través de la colonia rebelde de Nueva York, hacia Albany, en el avance principal de una ofensiva por tres flancos. En lugar de la victoria, Burgoyne halló frustración, privaciones y finalmente la rendición, tras una serie de batallas, que terminaron en Saratoga.
Datos de saratoga
Quiénes: El general británico John Burgoyne (1722-1792) y una fuerza de regulares británicos, indios y mercenarios alemanes en número de 8.000 se enfrentaron a 7.000 soldados continentales y fusileros fronterizos bajo el mando del general Horacio Gates (1727-1793) y sus subordinados Benedict Arnold (1741-1801) y Daniel Morgan (1736-1802).
Cómo: En el apogeo de esta funesta campaña, Burgoyne se vio obligado a rendir los restos de su ejército en Saratoga tras las derrotas de la granja Freeman y de Bemis Heights.
Dónde: Nueva York oriental, en el valle del río Hudson, al norte de Albany.
Cuándo: 17 de octubre de 1777.
Por qué: Los británicos determinaron una gran estrategia para separar Nueva Inglaterra, el semillero del ardor revolucionario, de las restantes colonias.
Resultado: Punto de inflexión de la guerra de independencia estadounidense, la rendición de todo un ejército británico en el campo de Saratoga convenció a Francia para intervenir en el conflicto del lado de los estadounidenses.
Antecedentes
Con la rebelión colonial en su tercer año, el ejército continental bajo el mando del general George Washington (1732-1799) había obtenido muy pocos logros contra los leales británicos. Los casacas rojas ocuparon la ciudad de Nueva York y habían tomado la iniciativa. Solo las pequeñas victorias de Trenton y Princeton en el mes de diciembre anterior levantaron la moral de los rebeldes, contrarrestando los recuerdos de repetidos reveses en el campo de batalla y una dura acampada invernal en Morristown (Nueva Jersey). Lo que los ingleses no podían destruir desde fuera, la rivalidad y los celos entre los comandantes estadounidenses amenazaban con destruirlo desde dentro. El líder revolucionario John Adams (1735-1826) llamó a 1777 el «año del verdugo», porque su aspecto recordaba a tres horcas. No obstante, mientras hubiera ejércitos rebeldes en el campo, la pugna por la independencia permanecería viva. Desde la perspectiva británica, la ocasión parecía perfecta para una campaña decisiva a fin de dividir a las colonias y finalmente vencerlas.
Gran estrategia
Durante algún tiempo, los estrategas británicos, tanto políticos como militares, habían preconizado un golpe audaz desde las bases de suministro en Canadá hacia el valle del río Hudson en Nueva York. Un esfuerzo efectivo aislaría Nueva Inglaterra del resto de las colonias y precipitaría la derrota de los «presuntuosos» colonos. El mayor general John Burgoyne ofreció un guión táctico para una empresa así: propuso una ofensiva coordinada desde tres direcciones.
Tenía intención de tomar el mando personalmente de una fuerza que incluía a más de 4.000 regulares ingleses, 3.000 mercenarios alemanes y varios cientos de milicianos e indios francocanadienses. Como casi no existían carreteras a lo largo de su línea prevista de avance, Burgoyne llevaría a su ejército en barco desde las proximidades de Montreal por el lago Champlain y después por tierra hasta Albany. Una segunda fuerza británica, en número de 800 casacas rojas y canadienses bajo el mando del coronel Barry St. Leger, avanzaría hacia el sudoeste subiendo por el río San Lorenzo, cruzaría el lago Ontario y avanzaría por el valle del río Mohawk para reunirse con Burgoyne en Albany. El tercer avance británico sería emprendido por el general William Howe (1729-1814) y una parte de los 16.000 soldados de la guarnición de la ciudad de Nueva York. Howe avanzaría hacia el norte a lo largo del Hudson e inmovilizaría a cualquier tropa estadounidense que pudiera destacarse para enfrentarse a Burgoyne. No se esperaba que Howe cubriera toda la distancia hasta Albany, situada a unos 320 km.
El fuerte ticonderoga
El 13 de junio de 1777, Burgoyne partió en su expedición a lo largo del lago Champlain. Tres semanas más tarde, su fuerza combinada llegó a la primera barrera para el avance: el fuerte Ticonderoga, construido por los franceses en 1755. En la primavera de 1775, los estadounidenses bajo el mando de Ethan Allen y Benedict Arnold habían capturado el fuerte, y ahora una guarnición de 2.500 hombres bajo el mando del general Arthur St. Clair se oponía a la ofensiva británica.
Aunque el propio fuerte Ticonderoga constituía un obstáculo formidable, era evidente para los comandantes de ambos bandos que la posición era vulnerable al bombardeo de artillería desde las colinas circundantes, que dominaban los accesos al fuerte. La fuerza de St. Clair era demasiado pequeña para defender adecuadamente Ticonderoga, mucho menos las colinas circundantes. Cuando Burgoyne dio órdenes de arrastrar la artillería hasta lo alto del vecino monte Defiance, St. Clair no tuvo más remedio que evacuar.
El 6 de julio el fuerte Ticonderoga cayó prácticamente sin un solo disparo. Al día siguiente, tres regimientos de la retaguardia de St. Clair, bajo el mando del coronel Seth Warner, fueron sorprendidos por unidades británicas bajo las órdenes del general Simon Fraser en Hubbardton, al sudeste de Ticonderoga. Un regimiento estadounidense fue aplastado y los colonos restantes se reagruparon y combatieron en pequeños grupos desde el bosque. Cuando Fraser ordenó un movimiento por el flanco, se hizo evidente que los estadounidenses podían quedar atrapados, y Warner indicó a sus hombres que huyeran de la zona y se dirigieran a Manchester individualmente.
Burgoyne continuó su marcha hacia el sur, primero a lo largo del arroyo Wood hasta el fuerte Ann y después hasta el fuerte Edward junto al Hudson. Las tácticas de ataque relámpago de los colonos acosaban a los británicos a cada paso del camino, y pasaron casi cuatro semanas en la senda.
Bennington
Cuando salieron del despoblado en el fuerte Edward, las exhaustas tropas de Burgoyne tenían escasez de alimentos y pertrechos. El teniente coronel Friedrich Baum, que mandaba los dragones de Brunswick, una unidad mercenaria, propuso una expedición de aprovisionamiento a una región llamada las Concesiones de Nueva Hampshire. Aunque Burgoyne esperaba que la fuerza de Baum, de 800 hombres, encontrara poca resistencia, el coronel John Stark había reunido un ejército rebelde de unos 1.500 hombres en Bennington durante la primera semana de agosto.
Cuando Baum se enteró de la presencia de Stark, ordenó a sus tropas que cavaran trincheras y pidió refuerzos. El comandante estadounidense estaba resuelto a atacar y creó un complicado plan para realizar una doble envolvente de la posición enemiga. El 16 de agosto Stark ordenó ataques contra ambos flancos británicos, al grito de «¡Los derrotaremos antes de esta noche o Molly Stark se quedará viuda!».
Con más de 1.000 hombres, Stark cargó de frente contra las trincheras británicas, y ambos flancos británicos fueron obligados a retroceder. El centro, no obstante, donde estaban apostados los dragones, se mantuvo firme. Sin embargo, cuando una bala de mosquete estadounidense derribó a Baum, sus hombres quedaron desorganizados y cedieron. Burgoyne había destacado a otros 600 soldados alemanes para reforzar a Baum, aunque llegaron demasiado tarde para salvar a sus camaradas. No obstante, los estadounidenses se habían desconcertado a su vez durante la persecución de su enemigo, y la fuerza de socorro casi logra volver las tomas contra Stark.
En un momento oportuno, apareció Warren en el campo con 300 colonos, y los estadounidenses reanudaron su asalto. Los alemanes se desbandaron y huyeron presas del pánico, dejando atrás 200 muertos y hasta 700 prisioneros. Las bajas estadounidenses fueron solo de 30 muertos y 40 heridos. Burgoyne quedó conmocionado por la derrota de Bennington, pero todo su plan estaba empezando a deshacerse.
Oriskany
Mientras Burgoyne avanzaba penosamente por los despoblados de la campiña neoyorquina, St. Leger embarcó desde el fuerte Oswego el 25 de julio. Ocho días después, sus tropas llegaron al recientemente reforzado fuerte Stanwix, en la moderna ciudad de Rome (Nueva York), que tenía también provisiones para varias semanas. El coronel estadounidense Peter Gansevoort rechazó una petición británica de rendición, y St. Leger se preparó para un asedio.
Dos columnas de socorro estadounidenses avanzaban hacia el fuerte Stanwix, una con 900 soldados bajo el mando de Benedict Arnold y la otra con 800 milicianos coloniales reclutados en la región circundante y bajo el mando del coronel Nicolas Herkimer. Cuando St. Leger se dio cuenta de que se preparaba un combate, despachó a 400 indios y leales a emboscar a Herkimer en un barranco boscoso a unos 10 km del fuerte Stanwix. Entre tanto, Gansevoort envió una partida de asalto para atacar el campamento británico.
La mañana del 6 de agosto, los indios y los leales cayeron sobre Herkimer. Durante una hora, llevaron la mejor parte. Después, los estadounidenses se reagruparon y contraatacaron. Bajo la presión de la superioridad numérica de sus enemigos, los indios y los leales retrocedieron. Ambos bandos habían sufrido más de 150 muertos en lo que se recuerda actualmente como la batalla de Oriskany.
Cuando Gansevoort había enviado su partida de asalto, muchos de los soldados británicos bajo el mando de St. Leger estaban ocupados cortando maleza de las riberas del arroyo Wood, con la intención de establecer una línea de comunicación sólida con el fuerte Oswego. Los asaltantes destruyeron buena parte del campamento británico, dañando especialmente el de los indios, quienes decidieron retirarse. La fuerza de St. Leger quedó muy disminuida; este era consciente, además, del avance de Arnold hacia el fuerte Stanwix.
Por tanto, su única alternativa era levantar el asedio y desandar sus pasos hacia el fuerte Oswego.
De regreso en Nueva York, sir William Howe no tenía ninguna obligación de seguir el plan de Burgoyne al pie de la letra. En lugar de avanzar por el valle del Hudson, Howe decidió atacar al ejército de George Washington cerca de Filadelfia. El subordinado de Howe, sir Henry Clinton (1738-1795), le envió un mensaje a Burgoyne ofreciéndole subir por el Hudson con una fuerza relativamente pequeña.
Clinton procedió a capturar dos fuertes estadounidenses junto al Hudson y obligó a los rebeldes a quemar una pequeña flota que habían reunido río arriba. Cuando cayó un tercer fuerte ante los británicos, Clinton había jugado su última carta. El obstáculo de la distancia resultó ser el que no pudo superar. Era octubre, y Burgoyne estaba aún a más de 160 km.
La granja freeman
Junto con la batalla de Bemis Heights, disputada el 7 de octubre, la acción de la granja Freeman el 19 de septiembre de 1777 fue la acción decisiva de la campaña de Saratoga. A mediados de agosto, Horacio Gates había sustituido al general Philip Schuyler como comandante del principal ejército estadounidense en el norte. Burgoyne había sufrido importantes bajas en Bennington, mientras que los efectivos de Gates aumentaron con el regreso de Benedict Arnold del fuerte Stanwix y con el éxito del reclutamiento.
Ocupando una posición fuerte en Bemis Heights, Gates supo que Burgoyne había cruzado el Hudson y marchaba hacia el sur en septiembre. Gates desplegó sus fuerzas, con tres brigadas de infantería y artillería a la derecha, más cerca del río, 2.000 soldados bajo el mando del brigadier Ebenezer Learned en el centro y las fuerzas combinadas de Benedict Arnold y Daniel Morgan, en número de unos 2.000 hombres, a su izquierda. Una inquietud importante era que los británicos podían rodear el flanco izquierdo de los estadounidenses y ocupar un terreno elevado próximo, obligándoles a salir de sus posiciones mediante el fuego de artillería.
Por este motivo, Arnold instó encarecidamente a Gates a que le permitiera atacar a los británicos primero. Gates, no obstante, esperó a que Burgoyne entablara la batalla. Cuando Burgoyne avanzó con tres divisiones la mañana del 19 de septiembre, Gates ordenó avanzar a los fusileros de Morgan. Mientras concentraban su fuego en los oficiales británicos, los hombres de Morgan incitaban a los casacas rojas a cargar. Arnold envió su fuerza de reserva y presionó a los británicos, bajo el mando del general John Hamilton, hasta el límite. Cuando Arnold solicitó refuerzos, Gates se negó y ordenó a Arnold que se retirase a las filas estadounidenses. Arnold no respondió a la orden y continuó atacando. Solo la llegada de 1.100 nuevos soldados bajo el mando del general alemán barón Von Riedesel consiguió rechazar a Arnold. En la penumbra del anochecer, Burgoyne cifró sus bajas en 600 hombres, el doble que las de los estadounidenses, quienes todavía ocupaban el terreno elevado.
Bemis heights
Cuando Burgoyne hizo balance de su situación después del combate en la granja Freeman, el recuento era desconcertante. Los suministros eran inadecuados, su fuerza había sido reducida por el combate, la deserción y las enfermedades. Estaba solo. No habría ayuda de otros ejércitos británicos. De todos modos, un golpe decisivo contra Gates podía salvar la campaña para los británicos. Desde sus posiciones en torno a la granja Freeman los británicos avanzaron, en número de 1.500 efectivos, bajo el mando de Simon Fraser, para sondear las posiciones estadounidenses en tomo a Bemis Heights. El movimiento de Fraser fue descubierto, y Gates ordenó de nuevo el avance de Morgan para causar víctimas entre los británicos. Morgan atacó el ala derecha de Fraser al borde de un maizal, mientras la brigada de 800 hombres de Enoch Poor chocaba con la izquierda. Ambos flancos se desplomaron y dejaron al descubierto a los alemanes de Riedesel en el centro, para ser atacados por la brigada de Learned.
Una creciente animosidad entre Gates y Arnold había estallado en un abierto desprecio, y Gates sustituyó a su rebelde subordinado por el general Benjamin Lincoln. Durante la batalla de Bemis Heights, Arnold carecía oficialmente de mando. De todos modos, no se mantuvo apartado del combate. Arnold galopó al son de los fusiles y gritó a las tropas atacantes de Learned que le siguieran. Los veteranos de Riedesel se desbandaron, y Fraser fue abatido de un disparo tratando de improvisar una segunda línea de defensa. Con la fuerza de reconocimiento de Fraser destrozada, Arnold exhortó a sus hombres a atacar un par de fortificaciones británicas en la granja Freeman. La primera, el reducto de Balcarre, fue flanqueada y capturada cuando sus defensores alemanes depusieron las armas. Poco después, el reducto de Breymann cayó también en manos de los estadounidenses. Arnold, no obstante, había sido gravemente herido en la pierna durante el combate de Breymann. Era la misma pierna que había sido herida en Quebec. Si Arnold hubiera muerto durante la batalla de Bemis Heights, sin duda hubiera sido recordado como uno de los grandes héroes de la revolución estadounidense. En cambio, su traición a su incipiente país en un trato con los británicos ha convertido su nombre en sinónimo de traidor.
Cuando terminó el combate, los británicos habían perdido otros 600 soldados. En comparación, las bajas estadounidenses eran relativamente escasas, solo 150.
Secuelas
Dejando atrás las bajas, los británicos marcharon hacia el terreno elevado en tomo al pueblo de Saratoga al día siguiente. Al principio, el comandante acordó con sus oficiales que se podía lograr una retirada combatiendo hasta el fuerte Edward. Posteriormente, lo reconsideró y abrió negociaciones para una rendición. El 17 de octubre de 1777, la rendición de Burgoyne en Saratoga alteró el curso de la guerra de independencia estadounidense.