Estas imágenes enfocadas nos demuestran que la belleza es relativa. Tiene más que ver con el equilibrio, con la proporción, que con el instante encuadrado y medido. Nada es lo que parece, y lo que parece es. En gran parte el autoengaño nos permite vivir sin desfallecer al sórdido y desalmado mundo que, a veces, roza nuestras fronteras.
(Imagen del río Guadalquivir a su paso por las afueras de Sevilla; vista desde San Juan.)