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Si fuera capaz de prescribir más belleza a mis pacientes sería un médico mejor. Se nos olvida la importancia del poder transformador de la belleza. La naturaleza y las manifestaciones artísticas son potentes formas de recordar algo tan sencillo. En cualquier caso nunca está de más aprovechar cualquier oportunidad para rescatar la fuerza sanadora de la belleza. En la consulta médica, cuando el dolor o la enfermedad están presentes también es posible, aunque nuestra torpeza como clínicos nos lo ponga difícil.
En ciudades grises, en sociedades grises, en calles grises, en vidas grises... también hay belleza. Solo hay que estar un poquito pendiente y descubrir la línea personal que nos lleva por el camino exacto que nuestro corazón anhela.