Como a otros muchos, me consta, lo mío con La Bikina fue amor a primera vista. Hace ya tiempo que quería hablarles de este lugar con tanta personalidad. Como casi siempre, pido al dueño o dueños que me envíen algo de información y con ella elaboro el post, pero en esta ocasión he decido volcar textualmente el correo que me han enviado. Me gustó tanto lo que leí que deseo que disfruten como yo de este texto que narra mucho más que la historia de un local. Una historia de amistad, de amor y días de playa. Les dejo con Ángel.
Hace dos años, por estas fechas, después de un verano entre Nueva York y México DF, volví unos días a Las Palmas de GC, mi segunda casa. Por entonces vivía en Madrid, de donde soy aunque criado en la isla, aquí he pasado la mitad de mi vida. Por afición y profesión, soy periodista, me gusta mucho viajar y comer, y si son las dos cosas a la vez aún mejor. La idea de montar un local venía de atrás pero es algo que para lo que nunca te preparas, cuesta decidirte. Hasta que un buen día ves la luz y saltas a ciegas. Ismael (mi marido) y yo decidimos entonces dejar nuestra casa, familia y trabajos en Madrid para volver a Gran Canaria, con la ayuda de Paco Alba, mi socio en toda esta aventura que es La Bikina.
Lo primero fue dar con el local, negociar traspasos y demás. Teníamos muy claro que primera línea de playa era nuestra única opción posible. Amamos Las Canteras, siempre volvíamos aquí, nuestros amigos viven alrededor de la playa y queríamos reivindicar la auténtica joya de esta ciudad. A partir de ahí la inspiración era clara, un sitio de ambiente casero, inspiración internacional y espíritu playero, donde los viajeros se sientan a gusto, la gente pueda sentarse a comer y beber sin prisas mientras mira el mar, a trabajar, relacionarse y ligar, donde puedes venir de día y de noche, descalzo incluso si sales de bañarte. El concepto CANTINA encajaba a la perfección, un rincón para reunirse con los amigos y disfrutar de la vida, básicamente. De ahí nuestros dos lemas: 'Food & Friends' y 'La vida es una playa'.
Hicimos algunos arreglos en el local y trabajamos los detalles de decoración como si de nuestra casa se tratara. La gran apuesta fue la pared 'amarillo entusiasmo' (me encanta el nombre de la pintura) con el logo al máximo. Es obra de nuestro estudio de cabecera Rodríguez y Cano. Y lo queríamos pintado a mano, así en plan artesano; fue nuestro querido Felipe Rangel quien se lo curró y de qué manera. Se ha convertido en el gran escaparate de La Bikina, un photocall siempre abierto que sirve de reclamo a las miles de personas que desfilan por el Paseo de Las Canteras. La pared de pizarra de la entrada también nos da mucho juego, nos flipan las tipografías y Rebeca Carballo es la encargada reinventarla cada mes.
En el interior teníamos claro que queríamos una cocina abierta, baldosas blancas tipo carnicería, luces de feria y rincones para plantas y flores. Con las cajas de fruta a la vista. El gran espejo da mucho juego para los reflejos y hace que el local parezca más amplio. Es como un pasillo y siempre andamos con problemas de espacio, tanto en cocina y almacén como para ubicar a todo el mundo cuando la sala se llena. Nos gustan las maderas crudas, o de blanco lavado. Los cojines, con telas vistosas para contrastar con las paredes limpias, los hizo mi suegra. El papel pintado estampado vino después, regalo de Falo Marrero, que colecciona piezas increíbles de los años 50 y 60.
Pasamos meses buscando ideas para La Bikina, pintando y preparando todo hasta que abrimos a mediados de junio de 2013. Hace ya casi año y medio. Y todo lo que nos ha pasado desde entonces han sido cosas buenas. La acogida ha sido muy calurosa, tanto por parte del público local como de los viajeros que nos visitan, peninsulares e internacionales. Contamos con un público habitual que nos ayuda a mejorar y seguir trabajando para corregir los errores, que han sido unos cuantos.
A la hora de seleccionar la carta nuestro argumento principal era la comida callejera que se disfruta en diferentes partes del mundo, sobre todo en América Latina y Asia. Puede resultar un cruce algo extraño y hacemos un esfuerzo detallado por explicar cada uno de nuestros platos, que son pocos pero elaborados con mucha dedicación. Todo es fresco, preparado a diario con producto de mercado de primera, como en casa. Ismael está al frente de los fogones con el respaldo incalculable de Poniem, Sole y Luca.
La estrella del menú de La Bikina puede ser la espectacular hamburguesa de 200 gramos de carne de buey local con papas (de las de verdad) fritas en aceite de oliva, pero no viene sola: samosas, nasi goreng, pad thai, ceviche, tamales, sopas, ensaladas... y los tacos, que son nuestra perdición y desde el primer momento queríamos que fueran nuestra principal propuesta, dan mucho juego y aquí no se conocen lo suficiente. Son estupendos para disfrutar con una Mahou de grifo bien fría (la 'tacaña' es un taco más caña a 2,50€) o cualquiera de las botellas de una amplia selección de cervezas internacionales. No nos olvidamos del vino, que trabajamos sobre todo con las etiquetas de Buena Uva, somos muy fans de Milú, La Perra Gorda, Suma de Letras, Suertes del Marqués y del vermú Casa Mariol.
El resto es cosa del equipo de sala: Ignacio, Ana, Benji, Natalia, Rayco... un grupo de lo más variado y atento que tiene muy claro el servicio al cliente en su expresión más cordial y funcional. Son muchas horas (abrimos de 12 a 00 horas, de martes a domingo) y siempre atendemos al público con la mejor sonrisa posible, haciendo malabares para encontrar sitio a todo el mundo (no aceptamos reservas) y preparando al mismo tiempo cócteles y zumos naturales. Los mojitos y los daiquiris vuelan, no solo en verano, además de sangrías, caipiroskas, margaritas y bloody mary.
Y música, siempre tiene que haber música. Que de ahí surgió el nombre de este sueño hecho realidad. "Solitaria camina La Bikina....". Por suerte, ahora son muchos los clientes que nos acompañan a diario, y algunos de estos amigos nos han preparado playlist 'de autor' que suenan a todas horas como la banda sonora de nuestras vidas.