Los arquitectos José Manuel Aizpúrua(1) y Joaquín Labayen fueron unos de los pioneros de la arquitectura moderna en España. En 1927 montaron estudio profesional en la calle Prim, nº 32, de San Sebastián, y desde allí hicieron la arquitectura más pasmosa de la ciudad, inscrita en la del grupo GATEPAC, al que pertenecían ambos y que representaba la vanguardia arquitectónica española, y en el Movimiento Moderno que empezaba a brillar en Europa.
Obviamente, dado su estilo arquitectónico, no tenían una clientela convencional ni multitudinaria, pero en su escala minoritaria el estudio se dio a conocer en seguida como uno de los focos de la cultura y de la vanguardia. Y no les faltó trabajo.
Se hace difícil de entender cómo podía estar ahí ese estudio de arquitectura, con esas pintas y esas maneras de hacer, en ese barrio burgués del ensanche de San Sebastián, y en ese edificio tan digno y convencional, proyectado por el arquitecto Lucas Alday y propiedad del abuelo materno de Aizpúrua, Florentino Azqueta(2). Pero el caso es que se hizo su sitio.
Las cosas les iban muy bien. Pero Aizpúrua tenía una irrefrenable pasión política que lo acabó destruyendo todo. En Madrid se había hecho muy amigo de Federico García Lorca y de José Antonio Primo de Rivera. Los tres amigos acabarían fusilados con tres meses de diferencia y con 33, 38 y 33 años de edad.(3)
Aizpúrua fue uno de los fundadores de Falange Española, y fue miembro de su Junta Nacional en su calidad de Delegado Nacional de Prensa y Propaganda. También era jefe provincial de Guipúzcoa. Es decir: no era un mero militante del montón, un simpatizante sin más. Era uno de los jefes.
El 9 de septiembre de 1934 ofreció su estudio para el primer Consejo Provincial de Falange en Guipúzcoa, porque aún no tenía sede allí. Al jefe local de San Sebastián, Manuel Carrión Damborenea, lo asesinaron de un tiro cuando salió de la reunión.
El ambiente era muy tenso y fue a peor. Había tiroteos en la playa de Ondarreta y en otros puntos de la ciudad, como en casi toda España. Los falangistas les echaban la culpa a los comunistas y anarquistas, y viceversa.
Esta historia se ha escrito muchas veces y aún nos duele, y aún depende mucho de quién la cuente. Me he metido en un avispero y tan solo quería decir que en pleno San Sebastián burgués, hubo un estudio de arquitectura vanguardista que fue más que eso. Que fue un centro de cultura y de progreso, pero a la vez un foco de turbulencias y de rabias que no acierto a comprender.
José Manuel Aizpúrua fue detenido el 17 de julio de 1936 en la puerta de su estudio. Ya había sido detenido y soltado en marzo, y desde entonces no dormía en su casa y se intentaba mover, pero a su estudio no podía faltar.
(A mediodía llamó por teléfono desde allí a su abuela: "Me voy a Pamplona. Estoy esperando un coche que viene a buscarme". Dos horas más tarde se presentó en casa de la abuela la policía secreta con la guardia de asalto, con una orden de detención para José Manuel. No lo hallaron allí y se fueron. Inmediatamente la abuela intentó llamar al estudio para decirle a su nieto, si aún estaba allí, que saliera corriendo, que iban a por él. La línea y la central telefónica eran muy precarias y le costó mucho rato y muchos intentos conseguir la conexión. Cuando al final lo logró: "¡Josecho, vete, sal de ahí!". "Ya es tarde, abuela. Están aquí conmigo").
En el primer tomo de su Historia de la Arquitectura Contemporánea Española(4), de Juan Daniel Fullaondo y María Teresa Muñoz, dicen:
MTM.- No está muy bien documentada su obra, ni siquiera en el monográfico que le dedicaste en Nueva Forma.JDF.- No. Faltan muchas cosas. Les pusieron una bomba en el estudio que lo destrozó casi todo. Luego, tras su detención, puedes imaginarte. Lo poco que conseguí rescatar, me lo dio Labayen. También conseguí algo, de índole urbanística, a través de un hermano suyo. Luego robaron en mi casa y todo desapareció. Mira que también es desgracia...De esta bomba no sé fecha ni tengo más datos, pero supongo que sería hacia ese año 1934 de tanta significación falangista del estudio. En todo caso, tuvo que ser entre 1934 y 1936.
(Las fotos que siguen son todas de José Manuel Aizpúrua, y están tomadas en el estudio de C/. Prim nº 32 en los años 1929 y 1930, cuando todo le sonreía y no se veía aún ninguna sombra).
Hace unos días he estado en San Sebastián, y me he preguntado si el edificio del número 32 de la calle Prim seguiría existiendo. Sí que está ahí, igual que estuvo. Me acerqué con emoción. Ahí se fraguó una actividad arquitectónica impensable en la época. Ahí trabajaron dos de los más grandes arquitectos de la historia de España. También ahí hubo exaltaciones, gritos, amenazas, muertes y bombas.
Ahora es un magnífico local que ha recuperado la imagen original del edificio, con sus dos huecos de fachada, y en su interior hay una decoración convencional y agradable. Una buena tienda de cerámicas en un buen barrio de una buena ciudad.
La calle antes trasera y ahora de acceso al local, Reyes Católicos, es peatonal y está llena de terrazas. Se está muy a gusto. Todo es muy agradable y tranquilo. No hay elementos excitantes de vanguardia, formas emocionantes. Dicen que los chinos tienen una frase mordaz y sarcástica, casi una maldición, que dice: "Ojalá vivas tiempos interesantes". Veamos la primera y la penúltima fotografía de esta entrada y celebremos estar en tiempos anodinos. Y ojalá duren.----------------------------------(1). Para la tilde de Aizpúrua véase aquí.
(2). Buscando por internet veo que Florentino Azqueta fue presidente de la Real Sociedad entre 1930 y 1932. Y ya puestos veo que entre 1942 y 1945 el presidente fue Pedro Chillida, padre del escultor Eduardo Chillida, que a su vez fue portero del equipo entre 1942 y 1943, o sea, con su padre de presidente. (Es apasionante. Se pone uno a tirar del hilo y empiezan a salir madejas).
(3).- Esta circunstancia me obliga a parar y a hacer una digresión:
Tiendo a pensar en esa amistad de tres jóvenes alegres y creativos y quiero verla como cosa de muchachos casi inocentes, que no saben muy bien dónde se están metiendo: Jóvenes "traviesos" con muchos ideales y poco sentido de la realidad. Quiero que me caigan bien y tomarles simpatía, pero no parece que fuera el caso y tengo que desengañarme a mí mismo.Quitando a García Lorca, que -no es que yo conozca bien su biografía, pero tengo esto por cierto- jamás hizo daño a nadie y fue un ser puro, inocente y alegre, los otros dos sostenían una ideología criminal y encendían la mecha de la insoportable tensión política con soflamas inaceptables. No obstante, no puedo evitar tenerle simpatía a Aizpúrua, y me tengo que forzar un poco para no verlo como un chico algo atolondrado e idealista, una especie de chavalillo que se apunta a la OJE sin saber bien dónde se está metiendo. No. Eso no fue así.No quiero entrar ahí, porque es un terreno resbaladizo y para hablar de él hay que saber mucho y estar bien afianzado en el tema, y yo no lo estoy.
(4). FULLAONDO, Juan Daniel, y MUÑOZ, María Teresa,Historia de la Arquitectura Contemporánea Española. Tomo I. Mirando hacia atrás con cierta ira (a veces),Kain Editorial, Madrid, 1994, pp.523. (La cita está en la página 378).