La botánica en la Biblia

Por Massaber Tu Futuro Profesional @MasSaber_es

El espacio geográfico donde se desarrollan los principales hechos narrados en la Biblia es el territorio que se denomina geográficamente Palestina o Judea. Lugar conocido desde la Antigüedad como asentamiento humano, pues existen restos arqueológicos encontrados en Jericó de más de 10.000 años. También ha sido, desgraciadamente, foco de enfrentamientos y luchas desde tiempos remotos hasta nuestros días. En esta zona, cercana a lo que los historiadores llamaron el "Creciente Fértil", se desarrollaron por primera vez tanto la agricultura como la ganadería, dando paso del Paleolítico al Neolítico, del hombre cazador-recolector al hombre agricultor-ganadero, lo que se considera la primera gran revolución en la historia de la Humanidad. Tanto el clima como la altitud son netamente de influencias mediterráneas, donde nos encontramos con la conocida «tríada» de plantas: vid, olivo y cereal; cultivos que se extienden a lo largo de todo el arco del Mare Nostrum, en todas las regiones y países en ambas orillas del mar, de Grecia a España, de Israel a Marruecos.

De la vid y del vino tenemos numerosas referencias, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, lo que nos da idea de la importancia de su cultivo en el ámbito geográfico donde se desarrolla la Biblia. Desde las bodas de Canaán hasta la consagración del vino como sangre de Cristo en la Última Cena, con todo el simbolismo que este acto tiene en la fe cristiana: «Yo soy la vid verdadera y mi Padre, el viñador. Él corta todos los sarmientos que no dan fruto en mí, y limpia los que dan fruto para que den más», les dice Jesús a sus discípulos en el Evangelio según San Juan 14, 22. Existe también alguna otra referencia a la vid y al vino en la conocida como "parábola de los viñadores homicidas" (San Mateo 22, 13); los jornaleros de la viña (San Mateo 20, 1-16), y la de vino nuevo en odres viejos.

El olivo es un árbol que se desarrolla muy bien en estas latitudes, y aparece en diversos episodios. Así, de olivos era el monte donde Jesús se retiraba a orar (San Lucas 22, 27); de olivos era el huerto de Getsemaní donde las tropas romanas prendieron a Jesús por la traición de Judas. En cuanto a los cereales, aparecen numerosas referencias, tanto en los evangelios como en el Antiguo Testamento; en los episodios de Moisés en Egipto; en la parábola de la cizaña, la del sembrador, la de la levadura, la de la siembra y la recolección. Con el trigo se elabora el pan y la hostia que se consagra y convierte, en la Eucaristía, en la carne de Cristo. En el Evangelio según San Lucas 19, 1, 10, se cuenta el episodio del encuentro de Jesús con Zaqueo, quien al ser de baja estatura se subió a un sicómoro para ver mejor al hijo de Dios. El sicómoro es un árbol moráceo originario de Egipto, de hojas parecidas a las de la morera y frutos comestibles semejantes al higo; la madera es incorruptible y los antiguos egipcios la empleaban para las cajas de las momias. De la higuera conocemos dos parábolas: la higuera precursora del verano (San Mateo 24, 32-33) y la higuera estéril (San Lucas13, 6-9). De la acacia, árbol y arbusto, leguminosa, con  flores aromáticas en racimos, colgantes y originaria del continente africano, de algunas de cuyas especies fluye la conocida como "goma arábiga", aparece una referencia en el libro del Éxodo 37, 25 «hizo la mesa de madera de acacia…». Es probable, pues ninguna de las fuentes nos informan de ello, que tanto la corona de espinas trenzada con ramaje espinoso y juncos, como los flagelos, fueran realizados con tallos de una especie de acacias que se caracteriza por tener unas espinas largas y desarrolladas para protegerse de posibles predadores, aunque también podría haber sido construida con tallos de algún arbusto espinoso.

De acacia también eran los tablones del tabernáculo (Éxodo 35, 36). La figura de Moisés relacionada con el libro del Éxodo aparece junto con una planta, la zarza que no se consumía y el ángel que se aparece al profeta (Éxodo 4, 3). La zarza es un arbusto de tallos alargados, provista toda ella de espinas ganchudas y reptantes que se encaraman en otros arbustos y árboles, produciendo cada año nuevos tallos alargados formando con el tiempo enmarañados zarzales. Por último, aunque el tema es muy amplio y sugerente, comentaremos los aspectos relacionados con la madera con la que se hizo la cruz. Existe una leyenda medieval que hace referencia a la cruz de Cristo, hecha con la madera del «Árbol de la Ciencia» del Paraíso, que se relaciona con la higuera por como se solía representar iconográficamente: unas hojas dentadas y otras lobuladas, tan bellamente idealizadas en las cruces del Cristo de la Pasión y de la Piedad. Y con hojas de higuera cubrieron su desnudez Adán y Eva. Pero otras fuentes nos remiten a que era madera de saúco, arbusto caprifoliáceo cuyos tallos, de corteza rugosa, contienen abundante médula blanca; tiene flores blancas en umbela y por frutos, pequeñas bayas negruzcas. De un saúco se colgó Judas Iscariote.

También se le relaciona con el pecado de Adán y Eva, aunque nada dice el libro del Génesis sobre ello. Con esto se cerraría el círculo histórico-simbólico, el árbol del pecado original es la misma especie de árbol de cuya madera se construyó la cruz donde Cristo nos redime del pecado original.

Existen muchos ejemplos reiteradamente utilizados por los artistas, aunque con la variación del signo «Tan», como imagen de la cruz y del madero, es el emblema la orden franciscana, en cuyos muros nacieron las primeras cofradías penitenciales.

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Gonzalo Franco Revilla
Licenciado en Historia Ver perfil