La cápsula Orion no nos va a llevar a Marte

Por Juanjogom @juanjogom

Empiezo a escribir este post días después del primer test de vuelo de la cápsula Orión. En el primer intento el viento reinante en la zona de despegue, un barco que invadió la zona de seguridad del lanzamiento y un problema con el sellado de unas válvulas impidieron que se relizara el primer, y quizás, último vuelo de la nave espacial. Al día siguiente todo marchó según lo esperado. La cápsula se alejó a una distancia de 5790 kilómetros de nuestro planeta, algo que una nave pensada para ser tripulada por humanos no hacía desde la época de las misiones Apolo. Posteriormente reentró en nuestra atmósfera 4 horas y 13 minutos después, a una velocidad de 8,9 km/s para terminar amerizando cerca de la costa californiana.

En todos los medios veo que se vende este lanzamiento como el primer paso hacia la llegada del hombre a Marte, que es el primero de una serie de lanzamientos y misiones que nos llevarán a explorar más allá de la órbita baja terrestre… y esto no es así.

Los que seguis el blog conocéis mi entusiasmo por la exploración espacial, incluso este vuelo es seguido con interés y con ganas de que resulte un éxito, pero la realidad es otra.

Se ha invertido mucho en la construcción de la cápsula, Estados Unidos necesita dar un puñetazo en la mesa para volver al panorama espacial. Rusia es la única nación capaz de llevar seres humanos a la Estación Espacial y China lleva un crecimiento exponencial en su programa espacial asombroso, tanto que ya están planeando sus primeras colonias en la luna y algún rover para la superficie marciana.

Pero volvamos al tema de la Orión y la NASA. Me sorprende como en apenas unos meses la situación ha cambiado drásticamente. De unos informes catastróficos sobre el futuro de la agencia, de no tener un duro para ni siquiera mantener dos misiones como la sonda Cassini o el legendario Opportunity, a esto…

Es la hoja de ruta que nos va a llevar, en 2030, a poner un pie sobre la superficie marciana… Hay de todo, los dos SLS (Space Launch System), viajes a asteroides acercados con anterioridad por otra sonda de las que solo se sabe el nombre, rutas a las lunas de Marte y una flecha que apunta a la roja y árida corteza marciana como objetivo final.

Mi deseo es que todo este gráfico se cumpla, deseo estar equivocado en mis planteamientos, y espero volver a este post en unos 16 años y tener que tragarme una por una las frases que en él he puesto.

Pero la realidad es otra.

El superlanzador de la NASA, el SLS, la versión gigante del Saturno V que nos llevó a la Luna, simplemente no existe. En ninguna de sus dos versiones, no existe. El próximo vuelo de la cápsula Orion será en 2017 o en 2018, ya no utilizará el Delta IV- Heavy, lo hará en el Space Launch System, si tal cohete existe por esas fechas.

Además hay otros datos que invitan a no confiar mucho en toda esta ola de optimismo. El Curiosity lo ha dejado bien claro, el viaje a Marte es una trampa mortal para un organismo tan frágil como el ser humano. ¿Dónde están las inversiones en las nuevas tecnologías que nos protegerán de la radiación equivalente a un scanner completo diario sólo durante el viaje? ¿Dónde los nuevos sistemas de propulsión que acorten la duración de la expedición para reducir la exposición? ¿La investigación en los sistemas de habitabilidad que se usarán en la superficie marciana? ¿Los mecanismos para reducir el impacto de la microgravedad en nuestros huesos o nuestros corazones? ¿O acaso el mayor viaje de descubrimiento y exploración en la historia de la humanidad va a ser simplemente montar a cuatro seres humanos en un cajón acolchado y lanzarlos a ver qué pasa?

Quizás no debería publicar este post. Es un esfuerzo mal dirigido y sin apenas viabilidad el que ha iniciado la NASA, pero también es el único que, por ahora, existe (no Mars One no existe), pero ver en pleno siglo XXI como una versión vitaminada de la cápsula Apolo descendía lentamente sobre el océano con el único freno de unos bonitos y elegantes paracaídas, tal como las imágenes de los años 70 nos mostraban, ha podido conmigo.

Deseo estar equivocado, como ya he dicho antes, y que en tres años la Orion parta a bordo del SLS a darse una vuelta por las cercanías del sistema Tierra-Luna, y aún más deseo que en el 2030 aterrice sobre no se cual océano marciano (digo yo que no se atreverán a descender con paracaídas sobre las duras rocas marcianas cual Sojourner). Pero es que el futuro no era esto…