La Casa de Vegueta

Por Deandarporcasas
 
Como muchos ya sabrán soy una enamorada de los bed and breakfast. Si puedo, siempre opto por este tipo de alojamiento más personal y auténtico en mi opinión. Más de una vez me he preguntado por qué no habría ninguno en el casco antiguo de Las Palmas de Gran Canaria, un lugar ideal para un b&b con encanto. Pues bien, ya lo hay. Se llama La Casa de Vegueta y es acogedora y preciosa. La descubrí hoy a través de un enlace de facebook de mi amiga Patri y no he podido esperar para compartirla con todos ustedes. Solo mirando las imágenes ya siento la paz de la casa y de uno de los ricones más hermosos de la ciudad. Ya me veo tomanto un té en ese patio. Qué disfruten de la visita.
 El pavimento de baldosas hidráulicas es uno de los grandes protagonistas de la casa. Es el original de la vivienda construida en 1913. Hay seis tipos distintos de dibujo y colores entre todas las habitaciones. En el patio, se utilizó una trepa geométrica de tres colores.  En el comedor, se sirve cada mañana el desayuno. Zumo de naranja natural, fruta de temporada, confituras caseras, tomate canario con aceite y escamas de sal de Fuerteventura, pan y otros alimentos que alegran esos momentos de tertulia viajera entre los huéspedes.
En cuanto al estilo decorativo. Me encanta como lo define su propietaria. Ana asegura que se trata de un proyecto de interiorismo espontáneo. Dice que las piezas iban apareciendo y sorprendentemente iban encontrando su sitio. Además, tuvo ayuda. Cada familia que se enteraba del proyecto le iba regalando o prestando algo bonito (una lámpara, unos apliques, un aparador, un sillón...).  El primero empujón, afirma, llegó hace mucho con la primera familia que habitó esta casa, la de Miguel Martín Fernández de la Torre, el importante arquitecto canario. De hecho, parte del mobiliario fue diseñado por él o formaba parte de su patrimonio personal (alcobas, mantelerías, vajilla y otros enseres). Después vino otra gran ayuda mucho más cercana. La de Hermina, su madre, quien le inspira. Ana asegura que fue un placer trabajar juntas y fueron incorporando piezas: un viejo arcón familiar de más de doscientos años, una antigua bañera de una sola pieza de granito que conviertieron en fuente, cuadros, telas... y otros detalles más modernos que han dado forma a este lugar ecléctico y maravilloso.