Lo que está en tu mente, está de alguna forma también fuera de ella...
Las primeras referencias acerca de “Viajeros oníricos” parecen haber sido reportadas por los sacerdotes egipcios conocidos como: “Escribas de La Casa Doble”; el “trabajo” de estos sacerdotes, evidentemente, era compilar y analizar datos poblacionales acerca de “estados de opinión” y otros; el sistema era sorprendentemente sencillo, se crearon sitios en los templos a los cuales la población en general podía concurrir de forma “gratuita” con el fin de que “se les interpretaran sus sueños”… Cuando el individuo duerme, su inconsciente emerge “liberado” de los mecanismos represores de la conciencia que actúan durante la vigilia y afloran entonces en forma de sueños o pesadillas los miedos, las culpas, los deseos/expectativas e incluso los síntomas de trastornos somáticos que no se perciben durante la agitada actividad vigil… El pueblo confiaba (y aún confía) en los sacerdotes/consejeros y/o psiquicos y “se abría” con ellos; es decir, “se abrían de boca” porque todo el mundo necesita hablar y cada cual se busca su propio “santo/sabio” viviente para confesarse… Pero también sucedió que entre la población local y los viajeros que llegaban a esos templos desde otras partes (marinos y comerciantes extranjeros) habrían algunos que describían sueños en los que ellos participaban como supuestos viajeros/exploradores en busca de un sitio exclusivo, situado en el entorno de La Gran Pirámide de Giza (lugar acerca del cual ya se ha especulado bastante por lo que una vez más no importaría mucho ni motivaría a mucha gente a añadir una nueva inquietud)...
Por primera vez, hacia la época en la que se buscaba con avidez la Fuente o el Origen del Río Nilo, cierto explorador, anónimo por desacreditado a posteriori, llamó a este sitio: “Las dunas de los meridianos”. Su aydante más cercano, un nativo instruído que luego desapareció (la leyenda sostiene que huyendo de alguna hipotética organización secreta) alcanzó a trasmitir y fijar por tradición oral en una orden tribal de sacerdotes locales la descripción de “Las dunas...” Según esta descripción, se trataba de un sitio en el cual no sólo emergían de la arena, de forma intermitente en el tiempo, unas grandes “cajas negras” semejantes a edificaciones cerradas sino que el espacio se plegaba sobre sí mismo acercando meridianos o líneas horarias por lo que se podía pasar de la noche al día, al atardecer y luego a la noche siguiente con sólo desandar algunos centenares de metros; los relojes se atrasaban o adelantaban de forma “automática” en estos cercanos cruces de líneas horarias y también podían ocurrir alteraciones de percepción atmosférica del tipo semejante a las auroras boreales. Los viajeros que describieron estos sueños eran incapaces luego de explicar con exactitud de dónde venían antes del sueño en sí, ni recordaban datos de su identidad original por lo que fueron dados por víctimas de algún tipo de embrujo y/o se etiquetaron como esquizofrénicos oniroides según la época...
Se supone que todo esto me lo ha contado una mujer con la que me habría encontrado en una estación de trenes en Kalmar, Suecia; Ella me describió el sitio de una forma tan vívida que me ha costado más trabajo encontrar los materiales a utilizar que componer luego en forma de collage un perfil topográfico de “Las dunas de los meridianos”... y todo estaría bien y hasta me sentiría afortunado por causa de ese encuentro si no fuera porque nunca he estado en la ciudad de Kalmar, ni siquiera en Suecia; aunque estuve muy a punto de desplazarme hasta allí por trabajo, así que me acosa la interrogante acerca de si no continúa su propia línea esa del supuesto “destino truncado” y me habría encontrado conmigo mismo (y con Ella) en Kalmar durante algún tipo de “sueño concurrente” que ahora sospecho, circunstancia onírica durante la cual me enterara, por mí mismo, de lo que ahora participo a los de este Plano... En cuanto a Ella, mi confidente de Kalmar, recuerdo que estaba totalmente desorientada, ni siquiera recordaba su propio nombre y yo sentía que, más que tratar de ayudarla, debía “regresar” cuanto antes, por mi propio bien, al Aquí y Ahora que actualmente habito...
(Short Story/Testimonio, Autor: Víctor José Guindo Singh)