Los cerdos necesitan pocos cuidados y nos deben causar pocos problemas, salvo en tiempo caluroso, que conviene echarles un cubo de agua por encima y otro al suelo. Cavan agujeros en el suelo para dormir y les gustan que estén húmedos.
Hacia los seis meses de edad ya podemos obtener lechones de una cerda. Hay que dejar pasar una época de celo y que críe cuando tenga aproximadamente un año. Las cerdas se pueden inseminar artificialmente, aunque el momento de hacerlo es crítico. La alternativa es llevarla a un criador y, si éste la acepta (puede negarse por temor a infecciones), la soltará con su verraco unos días hasta que considere que ha sido cubierta.
La gestación dura de 14 a 16 semanas y la cerda tendrá de 8 a 10 lechones. Hay que mantenerla encerrada en la pocilga cuando el momento del parto esté próximo, por medio de una baranda muy fuerte, que debe levantarse 25 cm del suelo y los mismos de la pared. Se pone en el rincón favorito de la cerda, donde es probable que tenga sus hijos. Mantenemos separados a la cerda de los lechones, salvo el momento de mamar. Acostarse sobre los lechones y aplastarlos no es un acto voluntario de la cerda; es simplemente que ella es muy grande y ellos muy pequeños.
La cerda alimenta a los lechones, que son destetados a las cuatro semanas. Los machos deben castrarse en ese momento por un veterinario; si no se hace, la carne coge un gusto repugnante.
Los cerdos se pueden vender cuando tienen 12 semanas de vida, momento en el que pesarán unos 40 kg. O se pueden cebar hasta que pesen 70 kg.