La pérdida excesiva de líquidos en el organismo puede provocar un aumento brusco de la temperatura corporal, cefalea (dolor de cabeza), fatiga, calambres musculares, náuseas y abundante sudoración.
Por ello es muy importante tomar conciencia sobre la importancia de una buena alimentación y una correcta hidratación. (No lo olvidéis nunca!!)
Los expertos recomiendan incrementar el consumo de líquidos (agua, zumo, infusiones, cerveza, frutas y verduras) hasta una media de 2,5 litros diarios, para evitar la deshidratación. Cualquier bebida que contenga agua (zumos, té, café) o alimentos con alto contenido hídrico (frutas y verduras) pueden contribuir a la necesaria hidratación en todas las épocas del año (no solo cuando hace calor).
La Sociedad Española de Dietética Ciencias de la Alimentación (SEDCA) incluye la cerveza, siempre consumida con moderación y por adultos sanos en el Libro Blanco de la hidratación como bebida hidratante y de elección en nuestra dieta diaria.
El principal componente de la cerveza es el agua lo que le confiere un especial interés hidratante. Dependiendo del tipo, la cerveza puede llegar a estar compuesta por hasta un 95% de agua. Por ello en España su consumo está vinculado no sólo a las relaciones sociales sino al calor y especialmente al verano, aunque cada vez más esta bebida es “atemporal”, ya que frente a unas buenas tapas, entrantes, o simplemente como bebida acompañante en una tarde de fútbol, de relax o de charla con los amigos…..
La cerveza es una bebida natural y saludable de baja graduación alcohólica, con unas características específicas en su composición y funcionalidad que la diferencian del resto de bebidas y le confieren un especial interés nutritivo.
Elaborada a partir de ingredientes naturales -agua, cebada malteada y lúpulo-, tiene un bajo contenido calórico (45 kcal/100 ml) y diversos nutrientes como vitaminas del grupo B (especialmente ácido fólico), fibra y minerales (silicio, potasio, magnesio, calcio y poco sodio).
La contribución de la cerveza a la rehidratación puede radicar también en su sabor, más apetitoso para algunas personas que el del agua normal. Este sabor está causado por la adición tradicional de lúpulo que proporciona a las cervezas su amargor característico.
Frente a otras bebidas refrescantes, la cerveza no contiene azúcar, componente que reduce la velocidad de vaciado gástrico que se ve reducida a medida que aumenta la concentración de hidratos de carbono.
Algunas de las ventajas de la cerveza (con o sin alcohol) para grupos de riesgo de deshidratación son las siguientes:
Para mujeres embarazadas: Si bien es cierto que durante el embarazo y la lactancia los médicos recomiendan no consumir alcohol para asegurar así la seguridad del bebé, la mujer embarazada debe asegurarse una ingestión suficiente de líquido, especialmente en situaciones de temperaturas altas o sudoración excesiva. En este sentido, el consumo de cerveza sin alcohol aporta gran cantidad de agua. Es una fuente de ácido fólico. Su contenido en fibra disminuye el riesgo de estreñimiento. Gracias a su contenido en maltodextrinas puede contribuir a evitar hiperglucemias e hipoglucemias reactivas. Ayuda a cubrir las necesidades de fósforo, vitaminas del grupo B y necesidades energéticas.
En el caso de los deportistas: Está demostrado que la ingesta de una cantidad moderada de cerveza, por su contenido en carbohidratos (destacando las maltodextrinas), minerales y vitaminas, puede mantener niveles más altos de glucosa plasmática y atenuar las respuestas hormonales de estrés, además de reducir directa e indirectamente las perturbaciones en el sistema inmune. Además, permite recuperar las pérdidas hídricas en la misma medida que el agua.
En las personas mayores: Con los años se produce una disminución progresiva de los mecanismos homeostáticos que contribuyen a mantener el balance hídrico, por lo que puede provocar la deshidratación con mayor facilidad. La cerveza sin alcohol puede ser una opción interesante ya que, además de su gran contenido en agua, contiene potasio (de 200 a 450 mg/l) y es pobre en sodio.
En dietas de adelgazamiento: Aunque popularmente esta bebida se ha vinculado la denominada “curva de la felicidad”, en los últimos años diversas investigaciones han puesto en duda que exista relación entre el consumo moderado de cerveza y la aparición de obesidad abdominal. La realidad es que la aportación calórica de la cerveza es muy baja: una caña de 200 ml. tiene tan sólo 90 Kcal y en el caso de la cerveza sin alcohol esta cantidad se reduce a una media de 17 kcal/100 ml. Por tanto, debido a su bajo contenido calórico, la gran cantidad de agua que contiene y su interés nutricional, la cerveza sin, puede ser una opción para completar las dietas de adelgazamiento.
Para personas con la tensión alta: El bajo contenido en sodio de la cerveza, permite que ésta sea una bebida de consumo opcional para todas aquellas personas que tengan diagnosticada la tensión alta.
No es mi intención invitaros a tomar cervezas “alegremente” (lo digo para que no surjan malos entendidos). En todos los casos, se está hablando de un consumo MODERADO de la cerveza, es decir como máximo (repito, máximo) tres cañas pequeñas en los hombres y dos en las mujeres.
En mi caso, reconozco que es un placer tomar una cerveza bien, bien fría, (con y/o sin alcohol), y ahora más con estos “calores”, en alguna terraza de un bar junto a una buena charla entre amigos, con los compañeros del gimnasio después de una sesión intensa de entrenamiento, o en el sofá de casa después de una dura jornada de trabajo….. pero, poco más.
Besos desde mi blog!!!