Es un proceso anormal en la reparación de la
piel, donde se encuentra alterada una de sus fases, provocando una
variación antiestética, que se convierte en permanente si no es
tratada de forma adecuada y oportuna. Su causa no es clara y amerita
seguir siendo estudiada. Existen varios tipos de cicatrices
como: las cicatrices normales que son planas y blancas, las llamadas
cicatrices hipertróficas que se caracterizan por ser rojas, duras y
producen picores, pero se mantienen en el límite de la herida
quirúrgica, y finalmente los queloides que reúnen las mismas
características, pero crecen sobrepasando los límites de la herida.
Según los últimos estudios médicos se calcula que entre el 11 y el
16 % de la población tiene sobre su cuerpo algún tipo de cicatriz
provocada fundamentalmente por operaciones quirúrgicas, cirugías,
traumatismos, accidentes. A veces estas cicatrices se muestran en
lugares bien visibles y preocupa más su eliminación, pero siempre
resultan antiestéticas para el que las padece. No se ha
logrado un tratamiento clínico óptimo en los queloides. La excisión
quirúrgica raramente produce beneficio y solo debe llevarse a cabo
después de considerarla con detenimiento. Los queloides tienden a
recurrir después de su excisión incompleta, empero, puede haber
indicaciones claras para intervenir por medios quirúrgicos en
cualquier grupo de pacientes. En algunos los queloides causan tal
deformación que puede constituirse en un motivo suficiente para
extirpar la lesión. La excisión se utiliza para disminuir su
volumen y después se suministran fármacos principalmente esteroides
para controlar la cicatriz anormal.