Yo quería escribir un artículo sobre la navidad, un artículo
que hablara sobre la bondad humana pero aunque es un término que utiliza y del
que habla Martin Seligman no conseguía encontrar una idea que me convenciera
por más que buscaba y leía.Entonces me dije: pues escribe sobre el espíritu navideño.
De eso no tenía nada en mi biblioteca de psicología, así que busque en San
Google. Encontré muchas cosas pero en su mayoría eran quejas sobre la pérdida
del verdadero espíritu de estas fiestas y el consumismo o noticias como “El espíritu navideño ilumina las ciudades españolas”, donde se hablaba sobre
todo de bombillas y luces. Así que vuelta al principio, ¿de qué iba a hablar en el artículo navideño? Y comencé a buscar en
todos mis libros de psicología positiva.Así que comencé a repasar todo lo que la psicología positiva
nos cuenta: vitalidad, pasión por las
cosas, amor, apego, capacidad de
amar y ser amado, simpatía, generosidad,
lealtad, interés por el mundo, mentalidad abierta, originalidad, integridad, honestidad, autenticidad, equidad, capacidad de perdonar, misericordia,
humildad, apreciar la belleza, capacidad
de asombro, gratitud, esperanza, sentido del humor, espiritualidad,
gratitud, optimismo, pensamiento en
positivo, amabilidad, cuidar las relaciones sociales, saborear las alegrías de la vida, emociones positivas, apoyo
social, motivación, compromiso, valores, alegría,
bienestar, placer por las pequeñas cosas, autoestima, confianza, desinhibirse, tiempo libre, disfruta de un poco de locura, pasar tiempo con la familia…El espíritu navideño
es el resumen de todo lo que la psicología positiva nos intenta enseñar, en
cierta manera la psicología positiva es la ciencia del espíritu navideño. En
estas fiestas nos bombardean con lo positivo, con lo bonito que es ayudar a los
demás, querer a nuestra familia y amigos y con la felicidad. Hay quien odia estas fiestas y hay quien
las ama pero no se puede ir en contra de las emociones positivas y de la
alegría. ¿Y si utilizamos estas fiestas
para pensar que lugar queremos que ocupen en nuestra vida todas esas cosas
positivas que antes he enumerado? ¿Y si
utilizamos la navidad para decidir que queremos saborear las alegrías de la
vida, cuidar de las relaciones con los nuestros o practicar el optimismo? ¿Y si aprovechamos el año nuevo para
planificar como cuidar mejor de nuestras relaciones sociales y organizar
nuestro tiempo libre para disfrutar de las pequeñas cosas? Cómo veíamos en uno
de los primeros artículos del blog, gran
parte de nuestra felicidad depende de nosotros. Así que lo mejor que
podemos hacer estas fiestas es ser felices y utilizar este espíritu navideño como
trampolín para ser un poco (o mucho) más felices. ¡Feliz Navidad!