En las formas de ser, de pensar y actuar de las personas siempre se hacen presentes no solo sus, sentimientos, experiencias, propósitos, valores y vivencias de su historia individual sino toda la carga cultural del grupo social al que pertenecen , por lo que los científicos no se encuentran ajenos a este hecho. En la ciencia hay diferentes corrientes de pensamiento, y escuelas que explican un mismo fenómeno, de las cuales cada científico selecciona las que considera más adecuadas o válidas.
La concepción de la ciencia como una actividad objetiva, en la que no intervienen ni influyen los intereses económicos o políticos, las posiciones ideológicas, las visiones del mundo, se sustenta en la idea de que en la relación de conocimiento entre el sujeto y el objeto, este último es el elemento activo y al primero corresponde solo captar y registrar los fenómenos. Desde este punto de vista, la explicación generada reflejará la realidad, y será más profunda y precisa si sujeto y objeto se relacionan mediante instrumentos de observación cada vez más potentes y exactos.
De sobra se sabe que hay una ciencia para la apropiación de recursos naturales, para el control del crecimiento poblacional y para la guerra. El hecho de que en el trabajo científico como en cualquier otra actividad humana haya subjetividad, no significa que éste sea su elemento distintivo. En la ciencia se busca reflejar la realidad al descubrir la esencia de los fenómenos de manera que sus explicaciones puedan demostrarse y confrontarse en la práctica. Para ello toda investigación debe ser rigurosa y congruente con sus supuestos teóricos. De ahí que el trabajo científico tiene que ser de reflexión teórica más que de observación y registro de datos que, tampoco son objetivos.