En los últimos meses se ha suscitado una polémica porque uno de los mayores defensores de la circuncisión masculina ha comparado esta práctica con las vacunaciones masivas y sistemáticas. El debate está relacionado con la ética médica, la justicia, los derechos humanos y la ciencia.
En él escribía que está convirtiéndose en una moda cirujana más; muchos pediatras animan a operar a los niños.
Resulta que Brian J. Morris, profesor emérito de Ciencias médicas en la Universidad de Sydney (Australia), uno de los principales sostenes del “movimiento” por la sistemática circuncisión de los hombres, hizo unas declaraciones un tanto salidas de tono:
Male circumcision is in principle equivalent to childhood vaccination (…) Just as there are opponents of vaccination, there are opponents of circumcision. But their arguments are emotional and unscientific, and should be disregarded”.
Es decir: La circuncisión masculina es, en principio, equivalente a la vacunación infantil (…) Así como hay opositores de la vacunación, hay opositores de la circuncisión. Pero sus argumentos son emocionales y no científicos y deben ser respetados”.
Morris se basa para ello en un análisis de estudios que él firma y que concluye que los beneficios superan a los riesgos (que como siempre lo hay, ver Médicos cortan el pene a paciente que solicitó la circuncisión en Estados Unidos). Entre ellos estarían, la infección del tracto urinario, el cáncer de próstata, enfermedades de transmisión sexual y las mujeres de parejas no circuncidadas, el cáncer de cuello de útero.
El médico australiano está preocupado porque mientras que la prevalencia en hombres ha aumentado, el porcentaje de bebés circuncidados está bajando. Para el médico Juan Gérvas no hay justificación para “mutilar” a un niño sano en la circuncisión.
A mí me circuncidaron ya mayorcito (no me hagáis explicaros porqué) y tengo todo en mi sitio y sin problemas pero como siempre antes de “pasar por quirófano” hemos de tener toda la información.