La cirugía sin ingreso reduce entre un 35 y un 50% los costes hospitalarios frente al procedimiento tradicional. Al tratarse de una intervención de corta duración y no requerir de hospitalización, su empleo disminuye el riesgo de contraer infecciones hospitalarias y favorece la recuperación postoperatoria. “Los gastos fijos son los mismos, pero se ahorra en turnos de enfermería, tiempos de estancia, recuperación y atención del paciente que, en este último caso, pasan a ser responsabilidad del médico de Atención Primaria. En este sentido, el coste se incrementa en Primaria, pero no como si se tratara en el centro hospitalario”, según ha explicado el doctor Fernando Docobo, coordinador de la Sección de Cirugía Mayor Ambulatoria de la Asociación Española de Cirujanos (AEC) en el marco de la XVIII Reunión Nacional de Cirugía, recientemente celebrada en Pamplona.
La Cirugía Mayor Ambulatoria (CMA) surgió en España en los años noventa y, desde entonces, diferentes especialidades quirúrgicas han ido incorporando este procedimiento quirúrgico a su quehacer diario. En la actualidad, más de la mitad de las operaciones que se llevan a cabo en los hospitales españoles se realizan a través de la Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria. En los próximos años se espera un grado de implementación del 80%. La popularización de la CMA es fruto de los avances en los procedimientos de anestesia y la aparición de técnicas quirúrgicas de mínima invasión. “Ahora disponemos de fármacos de acción más corta que reducen el dolor postoperatorio con menos efectos secundarios. La cirugía de mínima invasión permite a su vez operar sin necesidad de abrir, por lo que la recuperación es mucho más rápida”, prosigue el doctor Docobo. En el campo de la Cirugía General, la CMA está indicada en patologías altamente prevalentes, como es el caso de las hernias (inguinal, umbilical, epigástricas), cálculos en las vías biliares (colelitiasis), fisuras o fístulas de ano no complejas, tumoraciones de partes blandas (cáncer de mama o tumoración benigna de mama), entre otras muchas.
-Más seguridad
Lejos de cuestiones economicistas, lo más importante en la cirugía sin ingreso es la seguridad del paciente y la eficacia en el procedimiento “Si se aplican estos dos conceptos ahorramos recursos y evitamos complicaciones. Si no se cumple, al final todo sale más caro y lo que parece más barato a priori no lo es tanto”, prosigue el coordinador de la Sección de CMA de la Asociación Española de Cirujanos. Por lo general, el paciente recibe el alta en el mismo día de la operación. Pero en otros casos, el sujeto requiere de una observación más prolongada en el postoperatorio y, por lo tanto, su estancia debe alargarse entre 23 y 48 horas. “Se trata de un plus que se le ofrece al enfermo en principio sin necesidad de hospitalización, pero que por cualquier causa necesita prolongar su estancia un poco más. La dinamización de todos los circuitos asistenciales establece en este sentido varios niveles atendiendo a la eficacia, que es la misma que cuando se requería ingreso hace años”, señala el doctor Docobo.
Por otra parte, el paciente recibe un trato más directo y personalizado, con una rápida recuperación tras la intervención y sin apenas alterar su vida familiar y social. “Al mismo tiempo, el personal sanitario goza de una mayor implicación en lo que respecta a las indicaciones, técnicas y control de resultados”, explica.
-Menos infecciones
Entre otras ventajas, la cirugía ambulatoria disminuye el riesgo de contraer una infección hospitalaria derivada del ingreso. “Al acortar el tiempo de estancia disminuye de modo importante la incidencia de infecciones nosocomiales, que son un tipo de infecciones particularmente peligrosas causadas por microorganismos resistentes a los antibióticos”, explica a su vez el doctor Javier Arias, coordinador de la Sección de Infecciones Quirúrgicas de la AEC. En comparación con la cirugía con ingreso, el grado de contaminación de la intervención es habitualmente más bajo y los pacientes presentan una morbilidad preoperatoria inferior.
Las infecciones quirúrgicas representan un importante problema de salud pública en la actualidad, ya que siguen siendo una de las principales causas de mortalidad como consecuencia de una cirugía. “La tasa de infección quirúrgica constituye de hecho un importante indicador de calidad en la CMA. La incidencia global debería situarse por debajo del 1,5%”, señala este experto. Además de una mayor morbilidad entre los afectados, el tiempo medio de estancia hospitalaria se alarga entre 7 a 14 días. Esta situación conlleva un incremento de los costes hospitalarios, “duplicando los costes derivados de la estancia hospitalaria y triplicando los costes variables resultado de procedimientos y fármacos”, aclara el doctor Arias.
Entre las variables que influyen en un mayor riesgo de desarrollar una infección quirúrgica, el doctor Arias señala el grado de contaminación de la intervención (clasificado en limpia, limpia-contaminada, contaminada y sucia), su duración y el estado del paciente en el preoperatorio. Entre las medidas preventivas a tener en cuenta, en su opinión juega un papel importante “la utilización de una técnica quirúrgica cuidadosa por parte del cirujano, aunque también tiene importancia una adecuada profilaxis antibiótica y una actuación profesional por parte del personal sanitario que atiende el postoperatorio. En este sentido, un elemento crucial que continúa descuidándose más de lo debido es el lavado/antisepsia de manos antes de atender a un paciente”.