Las superficies verdes dentro del área urbana, en donde nos vemos rodeados de cemento, contribuyen a mejorar las condiciones de la ciudad, ya que favorecen el aporte de oxígeno, fijan el CO2, reducen la contaminación atmosférica, amortiguan el ruido, evitan la erosión del suelo y reducen el viento. Los parques, plazas o arbolado de la calle, hacen posible la colonización por parte de insectos y aves que cumplen de manera natural funciones tan importantes como el control de plagas o la polinización. Por otra parte, al margen de una función ornamental, las áreas verdes públicas son imprescindibles para que el hombre se reencuentre con la naturaleza, se relacione con ella, invitándolo a pasear, a contemplar su entorno, practicar deportes, desarrollar actividades culturales, etc. Los espacios verdes también favorecen la relación entre generaciones, al situar en un mismo lugar diversas actividades destinadas a diferentes edades. Por ello, los parques lineales que atraviesan varios barrios o comunas ejercen un papel social fundamental, ya que favorecen el tránsito de las personas, la relación entre vecinos, fomentando de esa manera la tolerancia y el respeto hacia los bienes comunes, ayudando a desarrollar un comportamiento cívico que resulta imprescindible para la vida en sociedad.
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