Una investigación publicada en la revista de la Federación de Sociedades Americanas para la Biología Experimental asegura que los altos niveles de fosfatos de los refrescos y alimentos procesados pueden acelerar los signos de envejecimiento.
En grandes cantidades, estos fosfatos pueden aumentar la prevalencia y la gravedad de las complicaciones relacionadas con la edad, como la enfermedad renal crónica, la calcificación cardiovascular y la atrofia muscular severa.