La conversación y la empatía como fuentes de productividad

Por Alberto Barbero @albarbero

¿Conoces el modelo de gestión de la “supergallina”? Ya verás como te resulta muy familiar…

Margaret Heffernan nos cuenta que se hizo un experimento para averiguar cómo hacer más productivas a las gallinas. Para ello se tomaron 2 grupos de gallinas: uno natural y otro formado artificialmente por aquellas gallinas que eran más productivas individualmente. A lo largo de 6 generaciones se mantuvo el grupo natural sin someterlo a ninguna alteración mientras que el grupo de las “supergallinas” fue sometido durante esas mismas 6 generaciones a un proceso de selección en el que solo se mantenían en cada generación a las más productivas. Vamos, el clásico proceso de selección y promoción de individuos de “alto potencial”…

¿Cuál crees que fue el resultado?

Sorprendentemente el primer grupo fue muy productivo mientras que el grupo de las “supergallinas” no lo fue tanto y solo sobrevivieron tres… que picotearon al resto hasta su muerte.

¿Una conclusión?

Las “supergallinas” solo tienen éxito compitiendo, es decir,  suprimiendo la productividad de las otras. Algo que, si cambiamos de especie, recuerda mucho a aquello de Drucker: “El 90% de lo que llamamos management consiste en hacer difícil que la gente consiga hacer su trabajo”. ¿Se trata, pues, de cosas de gallinas o puede suceder algo parecido en los modelos jerárquicos y de competencia interna tan extendidos en nuestras organizaciones?

Según las investigaciones, lo que sucede en organizaciones y equipos es muy parecido. Como ejemplo, una investigación del MIT  sometió a varios grupos de personas a toda una serie de situaciones y problemas difíciles y la conclusión fue que los mejores resultados se dieron en aquellos grupos sin “estrellas” pero con mayores grados de empatía y mejores niveles de participación. Otras investigaciones muy serias, como la que da soporte al modelo de Belbin, dejan claro que el “modelo de las supergallinas” es claramente poco eficaz en su versión humana y afecta muy negativamente a la productividad mientras que un ejercicio de colaboración bien dinamizado da lugar a los mejores resultados de la mano de mayores niveles de productividad y motivación.

Yo veo este modelo de gestión de “supergallinas” por todas partes: en jerarquías, en liderazgos tradicionales, en resistencias a la colaboración entre compañeros, departamentos o negocios… ¿Y tú?

Como dice David Criado en este TED, “el 93% de la materia del universo es invisible y hay que apostar por eso”: una combinación de tiempo y atención a las personas con pequeños hechos del día a día. Y una forma de empezar a ello puede ser dedicando unos minutos a esta conferencia de Margaret Heffernan a la que me refiero en el post: