La crisis que empieza llamándose Gürtel y termina apellidándose ébola

Por Miguel @MiguelJaraBlog

La hemeroteca se vuelve contra la ministra de Sanidad de España, Ana Mato. Durante la presunta pandemia de gripe A del año 2009 (la que por suerte no fue), Mato pedía dimisiones:

la vicesecretaria de Organización del PP, Ana Mato, calificó de ‘muy grave’ la gestión de Chacón respecto al brote y aseguró que su obligación es renunciar al cargo si no da las explicaciones suficientes, informa Europa Press.

‘La política es la obligación de intentar impedir que la enfermedad se propague y ellos no lo han hecho. A mí me parece gravísimo y si la ministra no da explicaciones suficientes, debería dimitir‘.

Ayer escribí que la dimisión mejor después de solucionar el entuerto porque en momentos como estos hay que conservar la calma para actuar con la mente limpia

El diario El Mundo ha publicado una dura semblanza de la ministra, certera y merecida:

Gürtel se la tenía que haber llevado por delante hace ya muchísimo tiempo: desde que no se enteró que su entonces marido -Jesús Sepúlveda, ex alcalde de Pozuelo de Alarcón y procesado por la trama de corrupción del Partido Popular- tenía un Jaguar en el garaje de la casa de ambos, por ejemplo; o desde que supimos todos los españoles que la trama pagaba las vacaciones de toda la familia -de ella, de Sepúlveda, de los tres hijos de ambos y hasta del servicio de la casa de vez en cuando- sin su conocimiento, claro está”.

Me da la impresión de que si el primer apellido de Ana al entrar en el Ministerio fue Gürtel el segundo va a ser Ébola.

Por otro lado, parece claro que hay que centrarse en un fallo de los protocolos, enmendarlos cuanto antes con la experiencia que se está adquiriendo “sobre el terreno” y luego exigir responsabilidades a quienes los diseñan y a quienes no consiguen que se apliquen.

El secretario general del sindicato de enfermería Satse, José Manuel Freire ha apuntado, tras conocer el primer caso confirmado de ébola fuera de África, que los protocolos los profesionales “no los conocen” y además reivindican como sindicato que de momento “no se les ha entregado”.

Una parte de los profesionales están quejándose de que se ha llegado a la actual situación por la mala formación de los trabajadores y la falta de información o la baja calidad de los equipos de protección. No sólo hay quejas, también angustia de médicos que temen encarar una situación como atender  alas personas ahora contagiadas sin conocimientos ni experiencia, con inseguridad, lo que va contra su integridad física pero al mismo tiempo es un problema de salud pública.

Mientras hay quien se ve beneficiado por esta crisis. Las compañías que están invirtiendo en buscar un remedio farmacológico contra el virus del ébola han aumentado su valor en 1.100 millones desde enero. No discuto que se invierta dinero en algo y que se espere recuperarlo y ganar, discuto el cómo se hacen las cosas. Si estas compañías encuentran un fármaco ad hoc es porque da dinero (mucho, si no no lo harían) y lo hacen impulsadas también por la presión social, ésta no me cansaré de repetir que ayuda a crearla la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La OMS ha ido cambiando el “espíritu público” por su “privatización” (está cada vez mas financiada por empresas privadas)  y por eso este concepto es clave: una supra entidad sanitaria privatizada; unos ministerios privatizadores y un personal sanitario que sufre las consecuencias (en el organismo dañado de la auxiliar de enfermería contagiada) y en el cuerpo social, ahora pendiente de que el contagio se “acorrale” y no se expanda más de lo que se haya expandido.

La OMS fue responsable de lo que ocurrió en 2009 con la gripe A. Ahora es quien hace los protocolos para combatir el ébola. Desde luego no es la única responsable pues no está siendo malos sólo los protocolos sino que parece que hay una cadena de negligencias en la, permítaseme la redundancia, cadena de gestores de la Sanidad.