La curiosa historia de los cereales kellogg

Por Naira
Es curioso conocer el origen de algunos de los productos que utilizamos a diario y que vemos continuamente en la publicidad y en las cestas de los mercados, pero el de los cereales se lleva la palma, lo siento, es así...no es que les tenga manía, que también, es que simplemente no sé si reírme o llorar con su historia. Bueno, elegiré la primera opción, que para llorar ya tengo el telediario con sus noticias estos tiempos que corren...
En este caso me centraré en los cereales Kelloggs, marca comercial de las más antiguas que tuvo su origen en el estado de Michigan, en un pueblecito llamado Battle Creek. Allí en el sanatorio de Battle Creek, el director John Harvey Kellogg a finales del siglo XIX  ideó una serie de curas para lo que él consideraba las enfermedades del momento: el estreñimiento y la masturbación. Kellogg consideraba que estaban relacionadas y que se debían a una falta de fibra en la dieta y de firmeza moral.
Pues bien, aparte de recomendar baños de agua fría e incluso operaciones quirúrgicas, se centró principalmente en investigar la creación de un alimento que curase esta perniciosa debilidad. Así que él, su esposa y su hermano William Kellogg, tras múltiples experimentos en la cocina del sanatorio encontraron la fórmula para producir cereales fácilmente digeribles. Posteriormente pasaron el maíz cocido por unos rodillos obteniendo los lucrativos copos de maíz o cornflakes. Bueno, lucrativos hasta entonces no tanto...John Harvey Kellogg se había centrado más en acabar con los pecados sexuales a partir de su fórmula mágica que en explotar su descubrimiento alimentario. Sin embargo, su hermano,  más interesado por su cartera que por los intereses sexuales de la población, viendo cómo otras empresas de cereales estaban ganando el oro y el moro usando una fórmula similar a la de su producto a la que atribuían exageradas ventajas para la salud- curaban la malaria, la tisis, eran milagrosos para el cerebro...- pensó "tonto el último" y lanzó su propia campaña de publicidad, ofreciendo muestras gratuitas y poniendo anuncios en los periódicos.
Después, los hermanos Kellogg decidieron que querían hacer más competente en el mercado a su producto así que surgió una nueva discusión entre los hermanos acerca de si añadían o no azúcar a sus milagrosos cereales. John se negaba, ¡¡¡el azúcar sólo empeoraría el deseo carnal!! pero a William le pareció la opción más lógica para que sus cereales dejaran de saber a forraje para caballos y se impuso a su hermano.
No creo que necesite explicar qué sucedió a partir de ese momento... simplemente diré que su éxito comercial perdura hoy en día al igual que sus consecuencias, claro.Por último, sólo quería hacer una  pregunta a aquellos que pensáis que es de risa creerse que unos cereales quitan las ganas de masturbarse, curan la malaria, la tisis y mejoran el cerebro y que nuestra sociedad ya es más culta, más desarrollada y más difícil de engañar...¿ Tomáis actimel todas las mañanas para proteger a vuestras defensas?